Capitulo 3: Garras y colmillos

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Nota: Re Editado: 06/12/20

Estaba completamente petrificado por el miedo. Al no entender lo que sucedía. Sólo podía observar como la bestia, me lanzaba un estrepitoso ataque con sus garras tratando de lacerar mi rostro. Fue precisamente en ese momento cuando la adrenalina comenzó a bombear en los conductos de mi corazón. Potenciando las capacidades de mi frágil cuerpo humano, al igual que la percepción de mis sentidos. Y justo cuando estaba a punto de rasguñar mi rostro. Tuve el impulso suficiente para mover mi cuello hacia la izquierda esquivando el ataque.

Ella enfureció, arremetiendo de nuevo contra mí persona. Pero esta vez, usando todas mis fuerzas. Me impulse con las manos, para arrastrarme a toda velocidad gateando lejos de ella. Como un ratón acorralado por una serpiente. Sin pensarlo dos veces, salto tras de mi intentando evitar mi escape. Rodé en el suelo esquivándola, y esta impacto contra el sofá. El cual se hizo añicos con el fuerte golpe. Mientras esta lo atravesaba, dando vueltas en el suelo al caer. Deteniéndose solo hasta estrellarse con una mesa que también quedó destruida.

Me levanté lo más rápido que pude. Tenía que huir a como diera lugar. Pero ella estaba demasiado cerca de la puerta. Así que corrí hacia mi habitación, y ella me persiguió. Parecía que me estaba cazando para luego devorarme como se veía en los antiguos documentales de la naturaleza. Por suerte tenía la ventaja estratégica de mi lado. Al conocer el ambiente que nos rodeaba mejor que ella, se me hizo más fácil llegar hasta mi habitación. Cerrando la puerta tras de mí. Atrincherándome con todo lo que pude encontrar para bloquear la entrada. E impedir su acceso.

Al terminar, jadié de cansancio con la frente sudorosa del esfuerzo. Desde un principio sabía que comprar una Lili no era una buena idea. Pero ni en mis más locas pesadillas jamás imagine que algo así pudiera suceder ¡Ella no era una chica, era un monstruo! Grite, mientras trataba de recuperar el aliento. De la nada y sin ningún habido, la puerta fue derribada. Mandando a volar mis pertenencias junto con mi esfuerzo para evitar que ella entrara.

Trague saliva temerosa, al ver en el marco de la puerta. Una tétrica sombra con silueta femenina que se aproximaba lentamente a mí. Enmarcada por la poca luz que entraba por una ventana. Jadeando como un animal. Destruyendo todo lo que se metiera en su camino hasta llegar hacia mí. En ese momento, cuando se colocó en el centro de la habitación. La luz de la luna cubrió su cuerpo desnudo por completo. Era como un manto celestial. Que me permitió verla al fin con mis propios ojos.

Ella era de pelaje oscura como la noche. El cual se extendía desde un par de orejas que saltaban a la vista sobre su cabeza, bajando por su cuerpo hasta su cola, y terminaba en sus pies. Tenía un rostro felino en el que se denotaba algo ira, en parte escondida por una larga cabellera de color café que cubría parte de su espalda además de sus ojos. Los cuales permanecían ocultos pese a la luz blanca. Luz que enmarcaba su hermosa figura. Levemente robusta, pero a la vez delgada. Contaba con un poco de musculatura atlética, además de un busto era algo pronunciado, y su altura rondaba 179 cm.

Al verla de esa manera. Por alguna razón me sonroje como tomate algo avergonzado. Olvidando que ella seguía acercándose más a mí para hacerme daño. Y cuando estuvo lo suficientemente cerca. Pude percatarme que tenía el hombro lastimado, además de docenas de laceraciones, y rasguños sobre su cuerpo. Lo cual me preocupo ¿Qué tonto, no les parece? En ese momento debía preocuparme por mi propia vida que por la de mi atacante. Solo que, al verla así. Sentí que debía ayudarla. Llámenme loco o, suicida. Pero camine hacia ella, sin pensar en mi propio bienestar. Provocando que esta gruñera al verme acercarme sin ningún temor.

De inmediato trato de rasguñarme dando un golpe. Pero me agache, me impulse con mis piernas y el tecle con todas mis fuerzas en el vientre. Logrando que esta perdiera el equilibrio. Cayendo de espaldas al suelo conmigo encima de ella. Esta vez los papeles se habían invertido. El cazador se había vuelto la presa. Encolerizada por esto. Trato de morderme. Pero le di una fuerte bofetada en el rostro que seguramente le acomodo las ideas en el cerebro. Porque después de eso se quedó estupefacta. Como si no lograr comprender que había sucedido. Es mas no supo cómo reaccionar ante esto. Solo se quedó congelada mientras yo le decía enojado —Ya cálmate—. sujetando sus brazos.

Genetic: Coctel de ADNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora