Cap 5

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Salí corriendo por los pasillos de los dormitorios con el volante en mano- lo siento -dije al chocar con alguien, pareciera que fue el destino, había olvidado por completo las sustolimpiadas, está es una oportunidad de oro, y no dejaré que nadie intervenga- UH-OH -grité cuando me halaron fuertemente del brazo a uno de los callejones entre los edificios de los dormitorios y me empujaban hacia la pared.

-Tú y yo no hemos terminado -gruñó el alto peliazul, mientras me acorralaba con sus fornidos brazos.

-Pero que crees qué haces, ¡¿estás loco?! -le grité, una vez pasado el susto tratando de empujarlo, sin éxito.

-Por tú culpa fui expulsado de la facultad de sustos y estoy enredado en una mierda de carrera -volvió a alzar el tono mientras me apuntaba.

-¡¿Por mí culpa?!

-¡Sí tú!

-¿Yo?! -¿es idiota?- ¿eres idiota? Pff, ni siquiera tendría que estar preguntando lo obvio -me exasperé, mientras giraba los ojos- no me eches la culpa por tú propia responsabilidad, asume tú mierda -le respondí mientras lo pateaba en la rodilla haciendo que se hincara.

-¡Auch! -se quejó.

-Tú eres el menos indicado para culparme de algo -lo miré directamente a los ojos, ahora que se encontraba a mi altura- estoy seguro de que aunque no hubiera pasado el incidente de la lata, del cuál ambos tenemos la responsabilidad, tú por incitarme y yo por responderte; habrías reprobado de igual forma el examen, ya que no estudiaste lo suficiente, ¡no has estudiando en todo el semestre!

-Eso no lo sabes yo soy un Sullivan -dijo mientras se ponía de pie y volvía a encararme- de alguna manera me las habría arreglado en su momento.

-Pero antes de ser un Sullivan... eres James y solo tú no bastas, la Decana estaba ahí, los ROR estaban ahí, y estaban ahí para comprobar ese hecho, que solo ser un Sullivan no es suficiente, que tú no darías la talla.

-¡Rarw! -gruñó a todo pulmón golpeando la pared a mis espaldas- ¿Estás seguro de lo que estás diciendo? podría destruirte en este mismo instante, como tú has dicho, fallé, ya no me queda nada, no tengo nada que perder -iba disminuyendo su tono de voz mientras su mirada se clavaba en mi, podía ver claramente las venas de su brazo por la presión que estaba ejerciendo y su respiración se agitaba.

-No te tengo miedo -dicté mientras lo desafiaba con la mirada- tanto tú como yo estamos en el mismo bote, tampoco tengo nada que perder, he perdido el sueño de mi vida sin siquiera tener una oportunidad de demostrar mi valía, quizás tú no lo entiendas porque por lo que puedo ver para ti siempre ha sido fácil todo, pero no es lo mismo para mí -grité, de alguna manera esta conversación me estaba quebrando- por eso te odio.

-¡Ah sí!, pues yo te odio más -volvió a musitar con rabia- crees que es la primera vez que alguien me odia por ser un Sullivan, pues qué crees, bienvenido al club.

-Eres más idiota de lo que pensé -me reí toscamente mientras tomaba su muñeca y de alguna manera la iba relajando- no es porque seas un Sullivan porque te odio, los logros de tú padre, son los logros de tú padre, él es alguien super genial, que he admirado desde que tengo memoria, hasta ahora el merece mi respetos por sus logros. Pero tú eres alguien diferente a él y aún no has conseguido nada, sin embargo mides dos metros, tienes esos cuernos y esos descomunales brazos y aún así no los puedes aprovechar; ¡Te odio porque eres un imbécil! Que teniendo todas las oportunidades en bandeja de plata, por las cuales yo he tenido que trabajar hasta el cansancio, tú las desperdicias como si no fueran nada. ¡No te atrevas a burlarte de mis sueños! -le grité al cabo que soltaba su muñeca y él la dejaba caer, me había descargado por completo con él, ni siquiera sabía que tenía tanto acumulado, por un momento sentí mis ojos cristalizarse, no quiero admitirlo pero yo también soy un idiota.

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