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Narrador omnisciente
El chico rubio regreso con Klee y le entrego a Dodoco.
-Cuidalo mejor Klee -dijo Albedo viendo cómo la niña abrazaba a Dodoco para después abrazarlo a el-
-¡Gracias Albedo nii-chan! -exclamo Klee feliz-
-No agradezcas Klee, anda ve a jugar con Diona te está esperando -dijo al ver cómo la otra niña esperaba a Klee entretenida con su colita de gatita-
Klee asintió y fue tras Diona,Albedo soltó un suspiro y camino a su casa pero vio como Amber salía de Mondstadt sin su arco, ya estaba anocheciendo y era un poco peligroso que estuviera sola y sin su arco.
El chico vió como Amber no tenía el mismo entusiasmo que siempre pero el chico pensó que solo tuvo un día difícil así que no le tomó importancia y al llegar a su casa entro tranquilamente. Subió a su habitación y dejó sus cosas para después dirigirse a la cocina.
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Pasaron un par de días, Albedo estaba desayunando tranquilo junto con Klee, el revisaba algunos apuntes y Klee trataba de partir el panqueque.
-Albedo nii-chan, ¿Cuándo vendrá mamá? -pregunto Klee dejando el panqueque de lado-
-No lo sé Klee, supongo que pronto ya casi es navidad y ella viene en ese tiempo
-¿En navidad va a nevar?
-Supongo que si
-¿Podré salir a jugar con la nieve cuando esté nevando?
-Claro que si pero con tu abrigo y aguantes
-Bueno, ¿Puedo ir con Amber?
-¿Ya terminaste de desayunar?
-No se parte el panqueque entonces se me quitó el hambre -la niña se bajo rápido de la silla saliendo de la casa corriendo antes de que Albedo la detuviera-
El chico soltó un suspiro y guardo la comida de Klee para cuando regresará, llevo sus platos a su lugar y se alistó para salir a Espinadragon.
Cuando estuvo listo salió de casa y camino hacía las afuera de Mondstadt pero no esperaba con encontrarse con la chica pelinegra.
-Hola Albedo, ¿Cómo estás?
-Buenos días, supongo que bien, ¿Se te ofrece algo? -pregunto el chico amablemente-
-Queria ver si me podrías dar un tour por Mondstadt, soy nueva y me da miedo perderme
-Claro, pero ahora no puedo lo siento
-Ouh entiendo, tranquilo, seguro me lo podrás dar otro día
-Si seguro, hasta luego -el chico siguió tranquilamente su camino dejando a la chica detrás-
