De donde no hay, no se puede sacar. De donde hay, sale solo, nos lo hemos repetido constantemente. Siempre nos costará entregarnos a otra persona porque el vínculo, aunque imposible, sigue entre nosotros. Y cada vez que me pasa algo, pienso que te lo estas perdiendo, y cada vez que me pasa pienso que te estoy perdiendo. Siempre queda la señal de la cicatriz, y hay que aprender a vivir con ella si queremos seguir a delante. Esperar a que sane, dejar de hurgar en ella y así no seguir amarrados a un pasado al que por suerte o por desgracia no se puede volver, y por desgracia, de eso si estoy convencida, nunca lo vamos a saber.
Lo difícil para nosotros nunca ha sido decir adiós, lo verdaderamente difícil siempre ha sido no volver. Este seguramente sea el principio de nuestro final.
Lo nuestro es dejar ir el tiempo, y esperar. Siempre esperar. Querer que llegue el día pero no saber cual.
