III.- Tercer movimiento: Lo de dentro.

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Algunos rayos de luz se abren paso entre las rendijas de las persianas, postrándose sobre el cuerpo de mi acompañante esa noche, que empieza a moverse y me saluda sonriente.

-Buenos días, señorita. -Dice, para dedicarse a recorrerme el cuello a besos.

-Buenos días, preciosa. -Le dedico una sonrisa, acaricio su barbilla, atrayéndola hacia mi boca, que sello con la suya y comienza el baile de labios.

-Oh, parece que alguien quiere un segundo asalto.

-Y los que haga falta. -Sonrío, besándole las clavículas. -Es gracioso que menciones un Segundo asalto, siendo esa una canción de Love of Lesbian. -Me permito decir entre risas al observar su póster del álbum 1999 en su pared, y me coloco sobre ella siguiendo mi camino de besos.

-"A quien te ayuda, lo rechazas sin pensar". -Canturrea, y le sigo la canción.

-"Conmigo harás igual", ¿conmigo harás igual? -Pregunto a ras de sus pechos, justo antes de repasar con la lengua el contorno de su pezón. Justo entoces empieza a jugar con sus dedos en mí, no recibo respuesta, pero tampoco estoy por la labor de exigir una y que pare. Tumbada en la cama, intentando recuperar la velocidad normal de mi respiración, levantándome en busca de mi cajetilla de Ducados para dejarme absorber de nuevo por las sábanas de la chica que me observa sonriente, medio cubierta por estas. Estoy a punto de encender un cigarro cuando me hace una pregunta.

-¿Seguro que no quieres uno de estos? -Susurra a mi oreja despacito. Sabe cómo convencerme.

-Claro, pero sólo si me dejas ese jersey verde que tanto me gusta. Prometo devolvértelo dentro de dos fines de semana. -Le digo, colocando el cigarro de nuevo en la cajetilla.

-¿O qué? -Me mira pícara mientras aparta un mechón de pelo y lo coloca tras mi oreja.

-O no habrá más de esto dentro de ti. -Le devuelvo la mirada y saco la lengua.

-Vale, vale, me has convencido. Ahora, pásame un mechero y encendamos esto. -Al terminar, la vi pasear por su enorme casa llevando sólo mi camiseta, y yo caminaba por el suelo frío con su jersey verde sobre mi cuerpo desnudo, entrelazando mis dedos con los suyos mientras daba pequeños tirones hasta llevarme a la cocina. Hicimos el desayuno entre risas.

-Mira, hasta a la tostadora la pones caliente. -Dice, riéndose. -Como a mí anoche.

-Puedo volver a hacerlo. -Sonrío y la miro pícara.

-Ah, ¿sí? -Susurra a mi oído y me muerde despacito el cuello mientras me abraza por la cintura desde atrás.

-Ajá. -Asiento. -Pero, ¿no crees que deberíamos desayunar antes?

-Bueno, pero es que me provocas con ese culito, y te queda mejor que a mí ese jersey. Me gusta vértelo, me vuelves más... Activa. -Suelta una risita y me besa el hombro.

-¿Activa? -Me giro para besarla, cogiéndola de la cintura y pegando sus caderas a mí.

-Activa. -Susurra. Nos sentamos a la mesa. Yo unto mi tostada con mermelada y le doy un primer bocado, la miro a los ojos. Es el aire de revoltoso de una noche de invierno azotando los árboles a su paso. Eso mismo es lo que provoca en mí. Oigo esa risita que tanto me gusta.

-¿Qué? -Sonrío. No encuentro más respuesta que la intensidad de su risa elevándose un poquito más, y ella tapándose con las manos. Resoplo y doy un trago al café. Estalla en carcajadas.

-¿¡Qué!? -Me río con ella y me señala la boca. Tenía un poco de mermelada a un lado y algo de espuma sobre el labio superior. Me limpio con una servilleta y la miro con una mirada fulminante. -¿Te gusta reírte de mí? -Pregunto, haciéndome la enfadada.

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⏰ Última actualización: Aug 14, 2015 ⏰

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Dulce introducción al caos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora