cuarenta y seis

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Y allí estábamos los dos, un

poquito sin saber cómo

decir que aún nos

queríamos.

No, espera, no queríamos

decirlo; sólo queríamos

dejar de sentirlo.

Cerrar los ojos y escapar,

como siempre.

Y es que no podemos

cicatrizar tan rápido las

heridas del corazón,

supongo.

No podemos despertarnos

una mañana y cambiarnos

los sentimientos mientras

nos quemamos con el café.

Don't forget me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora