➵ dalia

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ChangMin era un loco sin frenos, sin miedo al éxito y con bastante valor para enfrentar y hacer frente a las situaciones, la cuestión era

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ChangMin era un loco sin frenos, sin miedo al éxito y con bastante valor para enfrentar y hacer frente a las situaciones, la cuestión era... cuando llegaba la hora, el chico se volvía rojo como un tómate y cientos de veces se había desmayado. Era nervioso de por sí, muy valiente, pero en cuanto la presión caía en él era distinto, algo que no podía controlar.

Jacob le habló, suave y delicado, despacio y dulce. Le susurró ¡le suplicó! que no arruinará el plan, no podía hacerlo ¿que sentido tendría? pero ChangMin tenía tendencia a no obedecer y honestamente le valía muy poco en ese momento.

Había tenido una idea y la iba a poner en el plan, le gustase o no, así eran las cosas y listo, por algo estaba allí. El que no arriesga, no gana. Y ChangMin quería ganarse a su rosita.

Ellos se habían dado sus ricos y sabrosos besitos unos tres días atrás, con un Hee que intentaba pasarse y fingir ser ebrio, cosa que nadie creyó mucho, ChangMin contra él en el baño y sus bocas unidas. Esa noche pareció ser como el agua clara del mar, aquello que les había abierto los ojos de una manera increíble.

Lo que ambos necesitaban para saber que realmente estaban enamorados, de una forma silenciosa, pero donde ambos pudieron admitir que el otro quizá sentía lo mismo. Eran cientos de mariposas por todos lados.

Aún recuerda que ambos esa noche salieron de la mano, ChanHee aferrado a él y ChangMin mascando chicles para controlar la ansiedad de la situación. Luego del evento el señor Oh los había invitado a todos a comer.

Lo resto fue lo mismo, besitos, cariñitos, suaves palabras, susurros y halagas del uno al otro. Lo mejor de esto es que lo hacían públicamente, frente a sus amigos que no dejaban de tomarles fotos y decirle lo preciosos que se veían. Era un sueño para los demás también.

Entonces, desde hace tres días... las cosas estaban un poco íntimas entre ambos. Entre besos y besos inocentes y dos tontos enamorados. No había hablado acerca de ello porque para ambos era vergonzoso, pero se entendían a su manera, en silencio y solo compartiendo mimos y besos, algo que anteriormente no solían hacer muy a menudo. Los besos era un nivel un poco más allá de su amistad.

Pero para ambos era genial, a los dos les gustaba muchos ese tipo de contacto que simples abrazos, los besos eran increíbles. Era el deleite y la perdición de ambos.

— Si lo arruinas no vengas a mí como consuelo— gruñó su amigo a su lado tomando un par de flores, las que veía más lindas y reuniéndolas todas en su mano izquierda— estas a tiempo de tomar la flor de loto, vamos, Chang.

— A mí no me gustan las flores de loto— negó tomando las cinco florecitas más grandes de lo normal y dejándolas en en la caja de la amable señora—, estas son más lindas.

— ¡Pero sabrá que eres tú!— exclamó sacudiendo su mano libre y dejando sus flores a un lado de las de su amigo. Seguramente a Kevin le gustarían— aparte ¿volverás a escribir una carta? no seas así, sigue el plan.

Seven Flowers ➵ KyuNyu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora