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Incluso con la noche caída y una hermosa vista hacia el mar, aún se podía ver desesperanza en sus ojos. Aquellos iris que poseía habían ido perdiendo poco a poco su brillo, pero... ¿en qué momento que nadie lo había notado?
La brisa marina salada y húmeda golpeaba su rostro y cuerpo aprovechando cualquier abertura para recorrer su cuerpo por debajo de las prendas y hacerla estremecerse. E incluso si su cuerpo ya se encontraba temblando, ella estaba más que dispuesta en que aquello que había estado postergando tanto tiempo tendría lugar finalmente esa noche.

SOLO MEMORIASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora