Capítulo 25
La sentenciaLas deliberaciones no duraron mucho más después de ello; una vez tomada la decisión, no había más que se ocupara discutir.
Cuando todo estuvo listo, hicieron pasar de nuevo a los acusados. Se les unieron también algunos curiosos que habían permanecido afuera en espera de que se dictara la sentencia, incluyendo al grupo de soldados que había estado presente todo ese día, a excepción de aquellos que acompañaron a las princesas de regreso a la mansión, y Fiodor que había tenido que retirarse a la fuerza. Algunos tomaron asiento de nuevo en las gradas, mientras otros prefirieron permanecer de pie. Incluso las puertas fueron dejadas abiertas, para que los de afuera también pudieran escucharlo.
Maximus declaró a los dos acusados culpables de casi todos los cargos, más el de conspiración para cometer asesinato. No hubo sorpresa en ello, ni siquiera de parte de los prisioneros. La reacción más notoria fue un par de exclamaciones de gozo por parte de algunos de los soldados, mismas que no subieron más sólo porque el juez los calló con el golpe de su martillo.
Cuando llegaron al punto de la sentencia, sin embargo, fue cuándo la mayoría de los rostros presentes se quedaron congelados en una expresión de perplejidad, incluso compartida por el propio Rubelker.
El discurso que Maximus soltó fue fluido y claro, pese a que quizás lo estaba improvisando un poco conforme lo decía. Recalcó rotundamente que el daño cometido había sido directamente hacia emperador segundo de Volkinia Astonia y sus hombres. Señaló también la dura pena de perder a cinco buenos soldados destinados a la protección del nuevo mandatario, y dio mayor peso del merecido a la historia y las declaraciones de la señorita Ivannia, pese a que tanto él como el regente Edik las habían desestimado durante su charla.
Todo se trataba de las apariencias, después de todo. Y Maximus parecía ser bueno en manejar éstas; más de lo que se esperaría de un juez de justicia.
Todo aquel largo preámbulo fue como un juego previo, una preparación para que todos dirigieran su atención a lo verdaderamente importante del asunto. Explicó cómo en vista de que los acusados habían participado de cierta forma en la muerte prematura de cinco soldados, lo justo desde la perspectiva del emperador segundo (y se las arregló para que quedara muy claro que había sido decisión suya), era que sirvieran a partir de ese momento en sus fuerzas por el resto de sus vidas, despojados de todo y no siendo merecedores a ningún tipo de gloria y laurel, realizando entre ambos las labores que aquellos cinco debían desempeñar y muchas más.
Muchas palabras adornadas y elocuentes para "jugar con las apariencias y la semántica," como bien había dicho, pero que al final se resumían en que ninguno sería ejecutado y en su lugar servirían de manera forzada en las fuerzas militares de Volkinia Astonia.
Los nobles y pobladores presentes parecieron tener sus reservas ante una condena tan inusual. Sin embargo, como también Maximus había señalado, era justamente esa rareza y desconocimiento lo que no les permitía interpretarla por completo, y preferían confiar en el juicio del juez, y sobre todo en el del príncipe Rimentos. Por ello, tras unos segundos de silencio reflexivo, el primero de ellos se animó a aplaudir, festejando el resultado de tan atrayente juicio. Pero fue obvio que no todos los presentes compartían tal entusiasmo.
Los soldados estallaron a mitad de los aplausos en reclamos y gritos de enojo. Les había resultado difícil poder digerir todo aquello en un inicio, pero cuando lo hicieron sólo pudieron sentirse ofendidos, y muy, muy molestos. Casi parecía como si estuvieran dispuestos a linchar a los dos acusados entre todos, y ahorcarlos ellos mismos en la plaza de ser necesario. Sólo la mano dura de su capitán, con la ayuda del resto de los guardias de la corte, lograron amedrentar sus intenciones.
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El Manto de Zarkon | VOL. 01
FantasyDiez años atrás, Isabelleta Vons Kalisma dejó a su familia y país para casarse con Frederick Rimentos, sobrino del emperador de Volkinia. Ahora su esposo acaba de ser nombrado emperador segundo de un territorio conquistado, y ellos y sus dos hijas t...