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Nada me preparo para lo que vino después, tarde un par de días para similar todo ese acontecimiento y aun así, por las noches podía continuar escuchando su desgarrada voz, implorándome un deseo. El vértigo distorsiono mi perspectiva de la realidad, la cabeza me dio miles de vueltas y el corazón se me rompió en mil partes. Todo en la comodidad de mi habitación, resguardado entre sabanas donde el frio invernal desquicio mi raciocinio.
Temí hablar de ello por semanas, perdí mi trabajo y tuve la maldición de tener tanto tiempo libre como para continuar recordando una y otra vez, me fue imposible desprenderme del miedo, me aquejo en las eternas trasnochadas y en mis pesadillas.

Después de oírle, el vínculo de nuestra amistad debió romperse, algo dentro de mi cambio súbitamente como para no sentir simpatía por él. Me dolió, me costó creerlo, pero sus lagrimas confirmaban cada angustiosa palabra. Yo le golpe en el rostro mientras gritaba con euforia, una mescla de miedo e ira resonó a lo largo del pabellón de difuntos. Le deje atrás, corrí desesperado por donde había escalado, trepe los nichos, salte desde el muro y cogí mi bicicleta. Para sorpresa mía, no me sentí seguro hasta que llegué a casa, las calles lucían mucho mas peligrosas que las criptas y los fantasmas de mi imaginación.

Eran las once de la noche cuando telefoneé a casa de Jenni, no obtuve respuesta ni al día siguiente, ni en toda la semana. Llame y llame desesperado, inquieto por realizarle un par de preguntas de suma importancia, pero ella jamás devolvió las llamadas.
Quise continuar con mi vida al igual como lo hacia ella, le observé varias veces en televisión, en cada oportunidad se le mostraba mas ojerosa, despeinada, flaca y despreocupada de su imagen. Luego un día, solo apareció su madre dando respuesta a los periodistas.

Jorge no había sido encontrado por ningún lado, según las televisivas, habría escapado entre los techos aquel mismo día en que lo encontré en el cementerio. Yo no di aviso de su encuentro, no quise relacionarme más con ello, deseé olvidarme de todo a pesar de las dificultades. Pero me costo hacerlo.
Después de tres meses sin conocimiento de su paradero, Jorge fue hallado muerto en un recinto privado perteneciente a los ferrocarriles de la empresa Ferronor. Se presume que su defunción fue causada por hipotermia. Ver su cadáver en televisión nacional no me dio consuelo alguno, tuve muchas preguntas que continuaron asechándome en mis pensamientos nocturnos. No fui capaz de conciliar el sueño en mucho tiempo.

Las voces de quienes trascendieron Donde viven las historias. Descúbrelo ahora