Violentamente el cerebro reboto contra las paredes de la corteza craneal, viejas heridas se abrieron y nuevos derrames desencadenaron altas probabilidades de una muerte cerebral.
Difíciles fueros las semanas posteriores para la familia, Fernanda y su marido contemplaron con profundo dolor ver a su hijo Isaac nuevamente postrado, sumido en un profundo sueño difícil de sacarlo. Fernanda, más que su marido, se mostraba perpleja ante la situación; su hijo había tenido una recuperación ligeramente satisfactoria a pesar de su estado, esperaba brindarle una muerte digna en casa, junto a los suyos y bajo un estricto protocolo para realizar una inyección letal. Pero ahora las probabilidades de aquello eran difusas, Isaac no poseía un diagnostico nada favorable, su estado era crítico y permaneció por días complejos entre la vida y la muerte.No había muchas esperanzas para su recuperación, Fernanda trasnochaba acariciando la frente de su hijo, vociferando palabras de consuelo que eran más para ella que para su hijo, en quien se intensificaba una palidez clara, perdía temperatura corporal y mostraba signos de cianosis en las extremidades de sus dedos. El corazón se le fue partiendo mientras observaba como su hijo se iba, rememoraba una u otra vez la conversación con el doctor, quien no lograba encontrar razón para semejante salvajismo.
-señora Fernanda, al igual que usted, yo estoy aturdido por la situación. Jamás hemos tenido un paciente que se autolesionara de esta forma.-¿Qué fue lo que paso doc.?
-aún no lo sabemos con certeza. Encontramos a su hijo en su habitación, tendido en el suelo y con evidentes signos de traumatismo sobre su frente. Desafortunadamente no tenemos cámaras en su habitación, de lo contrario ya le habríamos explicado todo lo ocurrido.
-¿pero cómo es que tiene esa horrible herida en la frente? El no pudo ocasionarse eso solo, estaba enfermo…sí. Pero los medicamentos lo mantuvieron razonablemente cuerdo la última vez que le visitamos.
-no es extraño que se intensificaran sus síntomas con la enfermedad subyacente que posee, recuerde que es crónico.
-¿pero cómo es que fue tan abrupto? Debería ser gradual ¿cierto? No entiendo…y no creo…que él se haya hecho esto solo. Alguien debió atacarlo.
-señora, su hijo se encontraba encerrado en su habitación y la puerta estaba obstruida con una silla. Debimos romperla para poder entrar.
Aquello pareció una broma de mal gusto, totalmente ridículo de escuchar.
-¿por una silla?
-estaba cuidadosamente puesta para ejercer presión. Sus síntomas debieron haberse intensificado hasta haberle causado un ataque de pánico… vera, no solo lo encontramos bajo su propia sangre. Múltiples objetos estaban rotos, su espejo lo estaba y las ventanas también, otros pacientes dijeron haberle escuchado gritar durante la noche…pero eso no es nada nuevo. Además, no sabemos cómo, pero encontramos gran parte de las murallas calcinadas.
-¿Qué..?
-no tenemos la menor idea de cómo sucedió esto, cuando entramos a la habitación después de oír gritos y golpes desenfrenados, una enorme nube negra nos sorprendió a todos. Pensábamos que se estaba quemando vivo, pero el humo era desproporcionalmente mayor a la pequeña cantidad de fuego que encontramos sobre el suelo. Verificamos los interruptores y maquinas, todo está en perfectas condiciones…gracias a dios no había nada volátil allí.
Un vertiginoso frio helo su sangre, Fernanda no logro racionar nada de aquello. Solo pensó que mas pronto que tarde terminaría demandando a la clínica por negligencia.
-Lamento mucho decirlo, señorita. pero su hijo se encontraba consumiendo un fármaco demasiado potente para lograr reducir el avance del Alzheimer, los efectos secundarios son muy comunes, pero no tenemos registros de un caso como este.
-¿cree que la enfermedad haya avanzado...?
-sin lugar a dudas…y avanzo a un ritmo descomunal estos últimos días. – el doc. le entrego un formulario gigantesco de papeles, no supo por dónde empezar a leer. – yo y mis colegas nos encontramos sorprendidos por la rareza de este caso y deseamos enormemente poder estudiarlo a fondo…
Le explico detenidamente la opción para realizar una cirugía abierta y examinar a detalle el progresivo avance de la enfermedad, comparando exámenes médicos anteriores con resultados recientes. Fernanda se encontró ante un dilema que no fue capaz de resolver junto con su marido, ambos estaban intranquilos ante la situación; Por un lado, tenían la vaga fe de que Isaac mágicamente volvería abrir los ojos para un último adiós, era lo que más deseaba, solo que entendiera que sus padres estaban allí con él.
Por otra parte, el estudio de un caso tan complejo como aquel despertaba la atención de neurólogos y profesionales de la neurociencia, que sin duda podrían aprender de esta experiencia para ayudar a otras personas. Se tenía conocimientos sobre traumas craneales que desencadenaban enfermedades degenerativas, pero no sobre alteraciones en lecturas del electroencefalógrafo, que reflejaban abruptas actividades cerebrales, anormales a la capacidad mental de cualquier hombre.
Luego estaba la inexplicable traumatología de los tímpanos, suposiciones intentaban explicar que, ante los golpes, fragmentos óseos se desprendieron desde dentro para rasgar los nervios auditivos. Pero aún era temprano para sacar conclusiones, el forense aun no tenia luz verde para realizar su trabajo.Pero nada de eso importaba a la familia, ninguna ayuda podría despertarlo del coma, su marido llego a consolarla luego de que estuviera de pie por horas.
-mi amor, deberías estar descansando ¿Por qué no vas a casa de tu madre? Yo me quedare aquí esta noche.
-no, estoy bien. Quiero estar aquí para cuando él despierte o…
No podía asimilar sus palabras, era destrozador la realidad que le deparaba a su hijo. Fernanda contuvo sus lágrimas, perdiendo la voz.-es que has estado aquí desde la mañana ¿piensas volver a dormir en la silla?
-si ¿y qué tiene de malo?
-pero amor, debes descansar bien, eso no le hará bien al bebe.
-estará bien…no nos quedaremos aquí por mucho tiempo.
Su marido la abrazo por detrás mientras acaricio su estómago, ambos permanecieron allí desconsolados, aturdidos por la desgracia. Fernanda continúo debatiéndose sobre lo que era correcto; su derecho a un luto en paz o una cirugía para un bien mayor que le costaría la vida a su hijo. “de todas formas no sobrevivirá” pensó, mientras una ola de voces entró en conflicto en sus pensamientos. Tres fueron las contracciones que sintió después en su estómago, acaricio las manos de su marido y las agarro con fuerza.
-es una pena que no vaya a conocer a su hermanito. – comento su marido antes de estallar en lágrimas.
“es una lástima” pensó Fernanda. La desgracia ya había costado demasiada felicidad, y en ese aspecto, Fernanda pensaba que dios les debía una gran deuda a sus vidas.
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Las voces de quienes trascendieron
Horror¿aceptarías un trato injusto para proteger a quienes te importan?