''La Nobleza: Schwarz & Lamprou'' [Uno✓]

Capítulo Tres

   Ellen se encuentra en su habitación, es una alcoba muy grande y elegante; las paredes son blancas, con un tono ligero de gris y un gran candelabro colgado en el centro del techo de la habitación. A la izquierda hay silla parecida a un trono y un mueble blanco con todas sus joyas, peinetas y diademas, arriba hay un enorme y antiguo espejo en donde ella siempre mira su bello rostro reflejado en aquel cristal. Al lado de aquel espejo se halla un gran ropero que ocupa el resto que queda de la larga pared, allí es donde se encuentran todos los vestidos y abrigos de Ellen. A la derecha de la habitación está su cama, que tiene una fina tela de seda rodeándola; y al frente de su cama se encuentra una enorme ventana que tiene salida a un pequeño balcón que tiene una mesa redonda con una silla de madera con detalles minimalistas.

   - Desearía tener al menos un libro.- Dice Ellen estando sentada en su cama mientras mira hacía la ventana.

   - Señorita Schwarz ¿Me permite entrar? - es la voz de Alba, la educadora de Ellen.

   - Adelante.- responde levantándose de su cama para encaminarse a la silla que está enfrente del espejo.

   - Ohh, veo que ya se ha cambiado.

   - Si, yo pude y podré hacerlo sola, después de todo siempre será así, yo sola tendré que enfrentarme al mundo exterior, sin importar los riesgos.- responde Ellen levantando su peine y pasándolo con delicadeza sobre su cabello rojizo y ondulado.

   - Tiene razón Señorita Ellen, pero ahora, en este instante usted no está sola, usted me tiene a mí.

   - Ustedes siempre dicen eso, pero nadie está a mí lado cuando realmente los necesito, en unos meses Miller va a pedirle mí mano a mí padre, ¡estoy segura que él dirá que sí! Pero...y-yo no quiero c-casarme con él.- dice Ellen con la voz entrecortada, luchando con sus propias lágrimas.

   - Esa desición no le corresponde a usted, las desiciones sobre su vida las toma su padre. - dice en un tono firme y seco. - Ahora me voy, tengo que hacer cosas, y tú podrías ponerte a bordar en vez de pensar esas cosas. - Al salir de la habitación queda todo en completo silencio, Ellen sigue en la silla, pasando el cepillo sobre su cabellera.

   - Tengo que irme, necesito salir de aquí. - dice pensativa agarras su cabeza y dejando el peine a un lado. - No puedo salir por la puerta, van a verme...pero...puedo salir por la ventana. - Se acerca corriendo al balcón para comprobar la distancia que hay hasta el suelo. - Maldición, es muy alto... necesito algo...algo para bajar...vamos Ellen ¡Piensa!-se dice así misma.
  
   Unos pocos minutos más tardes Ellen se había cambiado con un vestido más viejo y sencillo y se encuentra bajando del balcón, ayudada de una de las cortinas de las grandes ventanas, la había arrancado por completo y le hizo un nudo en uno de los barrotes del balcón para sujetarla.

   - Un poco más y llego...tengo que bajar un poco más...