Dos Cupidos En La Familia.

Capítulo trece: ¿Podemos dormir?

Llevaba ya un buen rato tratando de reconciliar el sueño nuevamente pues Noah me había dado un golpe, por supuesto no fue intencional ya que ambos estábamos dormidos y sí, estábamos porque justo ahora no podía dormir.

Bufé una ultima vez y me levante para tomar un té y talvez relajarme.- Que gran mierda.- Me quejé.

La habitación de Azul estaba bastante tranquila, no quería despertar a nadie, hacer que durmieran fue difícil, querían ver películas, jugar juegos de mesa y videojuegos, sin mencionar que discutieron por saber como dormirían.

A medida que iba bajando pude notar un olor a quemado, talvez estaba alucinando, al menos lo tome en cuenta hasta que vi el lugar lleno de humo.

—¿Qué diablos?— Caminé hacía la cocina, pero escuche las voces de los niños que creía estaban dormidos.

—Azul, mejor ya no quiero nada.

—Hay demasiado humo, deberíamos abrir las ventanas.

—¿Estás loco? Alguien puede entrar.

—Bueno, debemos ventilar esto.

—Alguien debe despegar lo quemado de la olla, mamá nos va a matar.

—De acuerdo, yo voy.

Al llegar a la cocina Dylan y yo chocamos.

—¡Ay no!— Dijo algo espantado.

—¿Que esta sucediendo?—Pregunté y todos los niños presentes en la cocina me miraron con terror —. Hey solo soy yo, no soy un fantasma.

Ninguno respondía.

—Azul, ¿Que esta sucediendo?— Le pregunté cruzada de brazos.

—Bueno...queríamos hot cakes y...—.  Braulio la interrumpió.

—Yo debía vigilar el hot cake y lo olvide, jugaba con Dylan y se quemo.

—¿Se dan cuenta que es o muy tarde o muy temprano? Lejos de la hora, pudieron ocasionar un grave accidente.

Sus miradas mostraban arrepentimiento, debían tener al menos una pequeña lección.

—Por favor, prometanme que ya no lo intentaran— Todos asintieron —. Hey, si quieren comer algo durante la madrugada sin causar un incendio pueden tomar algo de refrigerador, hay fruta y bueno, son niños ingeniosos— Le guiñe un ojo a Azul.

No me gustaba estar en el mal plan de ser una madre furiosa.

Todos estaban a punto de salir corriendo de la cocina—. Alto ahí, aún deben limpiar lo que ocasionaron.

—Creí que estábamos perdonados — Dijo Sonia y enseguida negué.

—Podemos darle solución a esto. Enciendan el ventilador y abran una ventana, yo me encargo de los trastes y ustedes de la harina.

Por mi mente pasaba aquella imagen de nosotros peleando con harina, el lugar había quedado terrible en aquel momento.

(...)

Podía escuchar el timbre, fue así como desperté. Noah estaba recargado en mi hombro y los niños estaban en los sillones tapados, habían varios platos en la mesita frente al televisor, había decidido preparar los Hot cakes que querían para que por fin pudiéramos dormir, no supe cuando fue que Noah llegó a mi lado.

Me levante con cuidado para atender a quien fuera que llamara a la puerta.

—¡Hola! Bueno acabo de llegar, pero hay un auto rojo que no me permite estacionar mi auto.

Era alguien nuevo, mejor dicho, un vecino nuevo, no tenía ni el más vago recuerdo se su rostro.

—Sí, hola.— Aun seguía adormilada como para responder de la mejor manera.- La dueña es la vecina de enfrente.

—Oh, ¡Mucho gusto! Soy Sam.

—Genial. _______ Cast...— Me interrumpí a mi misma—. Schnapp.

—Espero vernos pronto— Comenzó a retroceder con una amigable sonrisa así que por fin cerré la puerta.

—¿Hoy no podre dormir? ¿Por qué? ¿Que hice mal?— Me queje mientras ponía mis manos sobre mi cara en seña de frustración.

(...)

Noah se había encargado del desayuno, los pequeños aun no despertaban, lo cual me parecía excelente, esperaba poder dormir después.

—Pude notar que te fuiste del cuarto y cuando salí a buscarte te encontré dormida en sillón con todos los niños, te veías bastante perfecta, incluso me hiciste olvidar tu agresividad.

Le di una mala mirada.

—Tonto.

—¿Soñé o alguien vino hace un rato?

—Un nuevo vecino, buscaba a la dueña del carro rojo.

—oh, menos mal.

—Noah, ¿podemos dormir?

—Por supuesto, agraviosa—. De nuevo le lancé una mala mirada lo que ocasiono que Noah comenzara a reir—.  Por supuesto, bonita.