VI: EN BUSCA DEL PUEBLO PERDIDO

1 0 0
                                    


Llevaban varios días de viaje y todavía no habían encontrado a los bandidos. Nathaly empezaba a temer que se hubieran equivocado de destino, o que fuera demasiado tarde y no los encontraran con vida. Tim no se merecía esto, ya había sufrido bastante y Nathaly más que nadie sabía lo que era crecer sin madre y no quería que Tim pasara por lo mismo, por lo tanto tenían que encontrarlos con vida, no había otra alternativa.

Talía se dio de cuenta que Nathaly estaba preocupada e intentó animarla un poco.

- Hey Rojita los vamos a encontrar, no te preocupes - Le dijo Talía a Nathaly al tiempo que le guiñaba un ojo.

- ¿Rojita? ¿Desde cuándo soy Rojita?

- He decidido llamarte así, ¿eres peliroja no? Además, Nathaly o Nath lo debes tener muy gastado, así que te he puesto un mote propio.

- Hmm, me gusta. Te lo compro.

- No está en venta Rojita, lo siento, solo puedo usarlo yo. - Talía la miró con una sonrisa complaciente. - Pero a lo que iba, no te preocupes, vamos a encontrarlos y los vamos a salvar, ya verás.

- Eso espero, si no, no sé qué vamos a hacer con Tim, no nos lo podemos llevar a nuestro viaje. ¿Tú sabes la de peligros que conlleva? ¡¿Y si se cae, o quema por algún motivo, o le hacemos daño nosotros sin querer...?! - Nathaly empezó a balbucear toda la lista de peligros que podría haber, pese a que algunos no tenían sentido, al menos no para Talía que ponía cara extraña.

- ¿Peligroso por qué? De momento no nos han matado. - Contestó Talía soltando una carcajada sarcástica.

Nathaly se dio cuenta que estaba pensando en sus poderes. Poderes que Talía no conocía.

- De momento, pero ¿y si nos encontramos con más bandidos? O tenemos que coger caminos peligrosos, no es para niños nuestro camino... ¡No es seguro! - Respondió Nathaly muy acelerada.

- Lo sé, lo sé. Solo bromeaba. Tampoco creo que sea bueno para él. Pero si no encontramos a su madre prefiero que se quede con nosotros antes que con algún desconocido. Además creo que mi hermano le ha pillado cariño. - Talia miró a su hermano y a Tim y empezó a reír de nuevo. - Nunca lo he visto tan protector. ¡Ni conmigo! Y eso que se ha pasado media vida ahuyentando a cualquiera tío q se me acercara.

- A mi Finn me hacía lo mismo. Recuerdo la primera cita que tuve. Estuvo una hora entera hablando con el pobre chico, contándole que le haría si me hacía daño. Le recordó que el pueblo era pequeño y que él se lo conocía todo. El pobre chaval estuvo toda la cita mirándome con miedo y nunca supe nada más de él. - Nathaly estalló a reír también.

Las dos chicas habían hecho buenas migas y Nathaly cada dia que pasaba tenía más necesidad de contarle a Talía todo lo que le pasaba, el motivo real por el que habían emprendido este viaje, los poderes que no podía controlar, la leyenda absurda de su pueblo que parecía ser una historia real... Todo, quería contárselo todo, pero había algo en su interior que le decía que no, que era pronto, que tal vez sería perjudicial si se lo dijera. No creía que se fuera a asustar, parecía que él y su hermano habían vivido mucho y no parecía que se asustaran con facilidad, pero Talía empezaba a importarle y si se lo contaba tal vez la pondría en peligro también y no quería perderla. Talía era genial, pese a sus incógnitas y sus secretos, tenía la sensación de que la conocía de toda la vida. Nathaly no creía en vidas pasadas, pero lo hiciera estaba segura de que en otra vida habían sido muy buenas amigas o incluso más. Pero pese a las ganas enormes que tenía de contárselo decidió que lo mejor era esperar, ahora tenían cosas más importantes en las que pensar, tenían que ayudar a Tim.

NathalyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora