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Post-scriptum 

Van Gogh no murió a causa de una definida condición delirante, sino por haber llegado a ser corporalmente el campo de acción de un problema a cuyo alrededor se debate, desde los orígenes, el espíritu inicuo de esta humanidad, el del predominio de la carne sobre el espíritu, o del cuerpo sobre la carne, o del espíritu sobre uno u otra. 
¿y dónde está, en este delirio, el lugar del yo humano? 
Van Gogh buscó el suyo durante toda su vida, con energía y determinación excepcionales. 
Y no se suicidó en un ataque de insanía, por la angustia de no llegar a encontrarlo, por el contrario, acababa de encontrarlo, y de descubrir qué era y quién era él mismo, cuando la conciencia general de la sociedad, para castigarlo por haberse apartado de ella, lo suicidó. 
Y esto le aconteció a Van Gogh como acontece habitualmente con motivo de una bacanal, de una misa, de una absolución, o de cualquier otro rito de consagración, de posesión, de sucubación o de incubación. 
Así se produjo en su cuerpo 

esta sociedad 
absuelta 
consagrada 
santificada 
y poseída 

borró en él la conciencia sobrenatural que acababa de adquirir, y como una inundación de cuervos negros en las fibras de su árbol interno, 
lo sumergió en una última oleada, 
y tomando su lugar, 
lo mató. 
Pues está en la lógica anatómica del hombre moderno, no haber podido jamás vivir, ni pensar en vivir, sino como poseído.

Van Gogh, el suicida por sociedad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora