Capitulo 3

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La semana había pasado tranquila, no sentía en que momento había pasado. Franco estuvo viniendo durante toda la semana a la casa para poder completar la pintura, no habíamos podido avanzar demasiado. Pintar un retrato realista es algo demasiado tardío y al no poder pintar los dos al mismo tiempo nos quita demasiado tiempo.

Era muy sábado, a la noche habíamos decidido no salir con Roció ya que ella se iba a la casa de su chongo, no me sorprendía, tampoco le pregunte cual era, sabía que ella se iba a cuidar.

Yo estaba en el sillón del salón, acostada con una remera vieja que me llegaba hasta la mitad del muslo y un short para estar bastante cómoda, no tenía planeado salir a ningún lado, no tenía un chongo al cual acudir y tampoco me interesaba la verdad. En la tele estaba puesto el canal donde se estaba pasando una película de comedia romántica, no le estaba prestando demasiada atención, estaba muy perdida en mis pensamientos. Me prendí otro cigarrillo y apagué el televisor, la verdad a veces me gustaba estar en silencio perdida en mis pensamientos.

Me dirigí a la cocina para poder prepararme un café, me puse un poco de música desde el celular y empecé a bailar como hace tiempo no lo hacía. Me reía sola, una parte mía le encantaba estar sola, me encantaba poder estar tranquila sin tener que darle explicaciones a nadie, ni tener que estar contando mi triste vida, lo cual no era algo divertido. Después de casi 5 años recién podía estar recuperándome poco a poco de lo que me había pasado. Esa maldita noche de boliche que me arruino muchas cosas, no digo que no me gusta, pero la gente es tan mierda y de solo pensar que esa noche tal vez no pude volver a abrazar a Rocío, que no iba a volver a ver a la persona que llamaba novio, con la que habíamos planeado un montón de cosas juntos y el poco hombre no pudo aguantarme mientras me recuperaba del trauma. Solté un suspiro cuando escuché la cafetera chillando de que el café ya estaba hecho, me serví una taza y me volví a sentar en el sillón de la sala, tal vez pedir una pizza para la cena y unas cervezas iba a levantarme un poco el ánimo.

Esta era la parte que no me gustaba de estar sola, me ponía a pensar, me saboteaba yo misma con mis propios pensamientos. Era en estos momentos donde más extrañaba tener a una persona a mi lado, donde podía contarle como me sentía y que me abrazara, que me cuidara, que me dijera que todo iba a mejorar y que el siempre iba a estar para mí. Sabía en mi cabeza que era complicada, no soy una persona que es fácil de tratar, mi carácter no es muy bueno y mis momentos donde me cuelgo tampoco ayudan, me cuesta demasiado expresar mis emociones con los demás, no era una persona fácil con la que se podía estar.

Habían pasado horas, eran casi las 9 de la noche. La negrura de la noche acompañaba al clima frio de otoño. No se veían las estrellas en el cielo, algo muy normal en argentina, tanta contaminación no dejaba ver el hermoso paisaje que nos daba la naturaleza.

Me decidí por salir de la casa a comprar la cerveza y la pizza al local que se encuentra a unas cuadras de casa, creo que todo el estrés que venía arrastrando durante la semana por la universidad me estaba pasando factura y necesitaba dar una vuelta, que el aire fresco me diera en la cara.

Las calles estaban vacías, la única compañía que tenía era los faros que alumbraban la calle y los negocios que ya estaban cerrando sus puertas para poder volver a sus casas, pero hubo algo que me llamo demasiado la atención, del otro lado de la calle por donde iba, se encontraba una pareja de ancianos. Se los notaba a ambos felices, se los notaba que llevaban mucho tiempo juntos, pero se los veía muy enamorados.

Un sentimiento de nostalgia me golpeó el pecho al ver como el anciano le agarraba la mano a su esposa y le hacía cerrar los ojos para regalarle una rosa. Eso era amor de verdad, eso era amor del bueno, del que todos queremos. No me había dado cuenta que se me escapo una lagrima hasta que sentí como me caía en la mano. Me sequé lo mejor que pude la cara y seguí mi camino a la pizzería, no era mi momento de encontrar algo así, no estaba preparada para seguir sufriendo hasta que lo encontrara.

Una historia de amor real...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora