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≫ Mas o menos 30 días habían pasado desde que obtuve el numero telefónico de Minho, y puedo recalcar lo encantador que es con sus ocurrencias, su raro humor y charlatán que puede llegar a ser. Sin embargo, no nos hemos visto en persona desde nuestra primera charla.

Pienso que son por los exámenes, ya estamos finalizando con ellos. La vida universitaria es pesada, pero no hay porque tenerle miedo. 

Por los pasillos no me lo he cruzado, es una lastima. Jeongin iba pegado a mi, estaba cansado al igual que yo. Al sentir algo mojado en mi hombro reaccione rápido y lo aparte al ver que me había babeado. Caminaba por inercia pero estaba dormido, habilidades de estúdiate: hacer las cosas comunes por inercia y aprovechar cada minuto libre para dormir.

-Que asco- expresé mirando mi hombro mojado. Su anterior acción le pareció insignificante por lo que prosiguió a refregarse los ojos mientras subía los hombros dándome a entender que no le importo haberlo hecho.

-Tengo hambre- dijo

-Vayamos entonces al buffet, tal vez allí este Hyujin.

Un si como respuesta recibí de su parte, sin mas, nos dirigimos al lugar. Iba a ir aunque me dijera, o no, que tenia hambre. Como había deducido, el castaño de cabello largo estaba comprando fruta. Comencé a llamarlo verdulero cuando me entere que le gustaban las frutas. Este se volteo cuando mi amigo le pellizcó la cintura, nos saludamos y aprovechamos a pedir. El de ojos de zorro compro frapuccino y una galleta bastante grande, en cuanto a mi, pedí exactamente lo mismo.

Caminamos juntos buscando un lugar donde sentarnos para comer cómodamente, sin resistirme me comí la galleta quedando con la bebida en la mano. Dirigiéndonos a la salida del establecimiento, por no encontrar lugar dentro, pensábamos buscar afuera.

Cabe detallar que la bebida estaba deliciosa, dulce y fría, con espuma y el sabor a chocolate mezclado con un poco de café es increíble. Los chicos iban en la misma situación que yo, disfrutando de su compra, pero un escalofrió subió por mi espina cuando siento que respiran en mi oreja.

Bruscamente me volteo para ver al muchacho que, inconscientemente, esperaba ansiosa por ver nuevamente.

-¿Esta rico?-pregunto con las brazos atras de su espalda.

-¿Porque me respiraste en la oreja?-

-Es de mala educación responder una pregunta con otra- dijo esta vez soltando sus brazos y decorando su rostro con su característica sonrisa fanfarrona.

-Los filósofos no pensaban lo mismo- dije para ver si seguían ahí, pero estos había seguido su camino sin mi.

-No te preocupes, se fueron al ver que me acerque a ti-aclaro poniéndose a mi lado- vamos a sentarnos.

Eso hicimos, nos ubicamos bajo el árbol que me gustaba tanto, lamentablemente no podía apreciarlo de lejos. 

Estaba un poco nerviosa por el silencio que se había formado, pero el parecía estar tranquilo. Estaba casi recostado contra el tronco y miraba el cielo. Continúe tomado mi frapuccino y, como si de un cine se tratase, aproveche para ver su rostro de cerca. Marcas, cicatrices de algo no tan grave, de las que cualquiera tiene en la cara. Sus labios rosas entre gruesos y finos, su nariz respingada muy linda de cerca, sus ojos oscuros con un leve brillo concentrados en lo que veía, los mechones de cabellos castaños que caían en su frente.

Se giro en mi dirección e instantáneamente gire la cabeza "disimulando" no estar mirándolo. Al parecer fue en vano ya que soltó una carcajada.

-Que poco disimulada eres- dijo mientras era él quien me miraba ahora que yo trataba de fijar mi vista en algo.

-Me había puesto nerviosa-solté.

-¿Porqué?

-El silencio.

-¿Qué hay con el silencio?

-Creí que era incomodo.

-No lo es- dijo- yo me sentía cómodo. El silencio es acogedor cuando se escucha tu respiración.

-¿Respiro fuerte?- interrogué avergonzada.

-No siempre, tranquila. Me deja tranquilo que respires- declaro mientras reía.

-El silencio es lindo cuando se comparte la misma tranquilidad- retome el tema anterior.

-La misma energía- agrego para me mirarme.

De un análisis sobre el silenció pasamos a un silencio acogedor, intercambiando miradas, notando con mejor detalle los ojos del otro. Los suyos me ponían nerviosa, sin razón alguna me encantaba que me generará aquello, con cosas tan mínimas con esa. Note como sus ojos bajaron y subieron velozmente, entendí su intención generando mas nerviosismo en mi.

Pero mi celular sonó haciendo que el vuelva su vista al cielo.

De alguna forma me sentí aliviada de que sonara el teléfono, mi corazón iba a mil. Se lo que habría pasado si Jeongin no me hubiera dicho  por mensaje "debemos entrar a clase, apura". 

Pero me hubiera gustado que pase.

Era la primera vez que el generaba en mi emociones encontradas.

𝐓𝐡𝐞 𝐅𝐢𝐫𝐬𝐭// Lee MinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora