Café Y Rosas☕|Alberca💐

C̷e̷r̷e̷z̷o̷s̷

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☕P̷o̷v̷ a̷l̷b̷e̷r̷t̷o̷

Hoy no tenía nada que hacer, ya que era mi día libre. Conseguí un trabajo en un café no muy lejos de mi hogar y hace algunos días me habían pagado, por lo que decidí volver a la florería para volver a ver al chico pecoso (tal vez debería empezar a llamarlo por su nombre), tomé mi mochila y estaba listo para ir al lugar, agradecía a Giulia en mis adentros por haberme indicado qué camino tomar para no perderme y llegar más rápido.
Pasados 15 minutos ya estaba fuera del local, me puse a pensar en qué le diría a Luca esta vez antes de entrar. Estuve alrededor de cinco minutos dando vueltas en mi mente cuando me atreví a cruzar la puerta, dejando el sonido de la campanilla tras de mí y encontrándome de frente al pelimarrón, quien estaba regando unas plantas. Me acerqué con nerviosismo aclarando mi garganta antes de hablar, llamando la atención del menor.

-Hola, soy yo de nuevo.

-Buenas días señor, me alegra verlo de nuevo.

-Por favor no me llames señor, mi nombre es Alberto, Alberto Scorfano. -dije al tiempo que le extendía la mano y gritaba en mis adentros por qué lo hice-

-Oh! Luca paguro. -para mi sorpresa, Luca soltó una ligera risa y correspondió el apretón-

-Y… ¿Puedo saber qué planta estás regando? ¿También tiene algún significado?

-Oh, esta es una flor de cerezo, y significa inocencia, sencillez, la belleza de la naturaleza y el renacimiento, puesto que florece en la primavera. -la emoción en su voz era notoria, se nota que le apasiona su trabajo-

-Vaya es igual de bonita que su significado. -escucharlo hablar era como un sueño, no pude evitar perderme en aquellas palabras, que eran como una dulce melodía-

-Sí que lo es.

-¿Puedo llevármelas? -tomé mi mochila revisando cuando dinero traía conmigo, dándome cuenta que al menos una podía permitirme- Em… ¿Puede ser solo una?

-Por supuesto, no hay problema. -dijo Luca entre risas-

El chico comenzó a envolver la flor en una hoja de periódico y yo sólo podía observar las bonitas facciones que tenía, mi rostro se volvió cobró un tono carmesí no tan notorio por el simple hecho de haber pensado en eso. Sentí un gran alivio al ver que Luca no lo notó o simplemente lo ignoró, cualquiera que sea el caso me entregó la flor, la tomé entre mis manos y le sonreí al chico antes de irme del que posiblemente sea mi nuevo lugar favorito.

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