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No sabría como explicarlo, pero era como si el mundo se paralizara por unos instantes y surgiera la sensación de haber sido arrastrado por una avalancha, sus ojos se abrieron como platos y la bebida se derramó sobre el suelo al resbalarse de sus manos, estaba en un estado de completa conmoción que ni siquiera su mente y cuerpo se comunicaban para reaccionar.

—¿Qué rayos acabas de decir?—Jeon estaba en negación y pretendía rechazar la realidad.

El desconocido aún cabizbajo, cerró sus párpados con fuerza para desaparecer las ligeras lágrimas que amenazaban con salir, para después erguirse y tomar una postura de seguridad y confianza.

—Jeon, estoy esperando un hijo tuyo—repitió.

—¿Se trata de una broma?—el tono de voz del castaño sin querer se elevó—porque si es así, es de muy mal gusto.

—Jamás jugaría con algo como eso—contestó de la misma forma sin dejarse acobardar.

Jeongguk pasó sus manos por todo su cabello frustrado, incapaz de creer lo que estaba pasando, comenzó a moverse de un lado a otro mientras sentía la mirada penetrante del chico frente a él, quien todavía permanecía inmóvil, hasta que finalmente tomó asiento y permaneció callado un momento para pensar con claridad.

—¿Cual es tu nombre?—preguntó con más calma pero sin dejar de lado la rudeza en su voz.

—Jimin, Park Jimin.

—¿Como es que no te recuerdo y dices haber tenido relaciones conmigo?—lo observó con recelo.

El interrogado se mordió el labio, debatiendo lo próximo que debía decir sin causar más enfado en el castaño.

—Esa noche estábamos muy ebrios—rasgaba la piel de sus dedos con fuerza para distraerse del temor—tal vez por eso no recuerdas nada de lo sucedido.

Jeon levantó sus cejas en señal de sorpresa y se cruzó de brazos.

—¿Y esperas que te crea?—cuestionó incrédulo—¿Así de sencillo?

—Por supuesto que no—de su boca salió un suspiro cansino—pero no tengo otra opción.

Comenzó a caminar a pasos lentos hacia el castaño procurando que sus intenciones no se confundieran y siendo cauteloso en todo momento, al llegar hasta él le extendió una de sus manos, en ella se encontraba un brazalete de oro blanco. Era muy sencilla a simple vista, pero imposible de ignorar por el encanto que poseía.

—Esto es lo único que me ayuda a probar que estuve contigo—un ligero temblor dejo expuesto sus nervios—Si quisiera difamarte, ni siquiera me hubiera atrevido a venir aquí.

Trago saliva al ver como Jeon tomaba el accesorio reconociéndolo al instante y quedándose boquiabierto.

—¿Como es que...

—¡Ey! ¡No puedes estar aquí!

Un guardia entró por la puerta interrumpiendo sus palabras y en un instante ya se encontraba detrás de Jimin tomándolo por la fuerza sin que este pudiese defenderse, su cuerpo era tan liviano que el gran hombre pudo colocarlo sobre su hombro como un costal de papas sin ningún problema y se dirigió hacia la salida ignorando los gritos de angustia.

—¡No! ¡Espere!—comenzó a patalear pero sus intentos eran en vano debido a que no tenía la suficiente fuerza—¡Jeongguk!

Egotistic ❦ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora