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Walter llegaba a su hogar después de un duro día de trabajo. Su cabello todavía se encontraba un tanto chamuscado y su mejilla golpeada estaba hinchada. Acababa de regresar de una misión que había resultado mal.

El villano había escapado y Lance estaba enojado con él por haber cometido un error de novato.

Tenían que atrapar a Jack Labib antes de que escapara, era el principal traficante de armas con tecnología avanzada de New York y también un maestro del escape. Llevaban meses pisándole los talones y justo cuando lograban atraparlo en una de sus bodegas ocultas, Walter, después de recibir varios golpes, cayó torpemente del onceavo piso y Lance tuvo que lanzarse en su rescate. Labib aprovechó la oportunidad para escapar, llevándose sus armas e incendiando el lugar con los registros sin dejar ninguna evidencia.

La agencia les había dado varias misiones sin mucha importancia para que Walter pudiera practicar en el campo y eso parecía estar alterando a Lance, quien estaba acostumbrado a misiones más extremas, no por algo era el mejor agente de todos.

Esta misión era muy importante para ambos, pues si lograban completarla con éxito, la agencia tendría a un gran pez gordo tras las rejas, reconocería que Walter estaba listo y que Lance podía trabajar sin problema con su compañero.

Sin embargo, Walter había sido emboscado cuando Lance lo dejó solo para perseguir a Labib y en un descuido, resbaló por el balcón para caer desde el onceavo piso. Por lo general su mochila cohete adaptada lo hubiera salvado, pero ésta se había atascado con la versión 2.0 de la serpenrosa en la que había estado trabajando. A pesar de su practicidad en el campo, una esquina de su laboratorio todavía tenía está substancia en el y necesitaba optimizar su invento.

La agencia estaba decepcionada, después de todo estaban seguros que su nuevo equipo estrella podría resolver el caso que tanto tiempo les llevó hallar pistas, pero ahora, todo el trabajo se había ido a la basura.

Lance había dejado a Walter en su casa, y aunque el segundo intentó animar las cosas, o por lo menos despedirse correctamente, Lance se fue con una mirada claramente furiosa mientras la corbata de su traje cedía ante el hilo quemado.

- Hola, mamá - Habló mientras colocaba sus llaves frente al retrato de su madre.

Lovey lo recibió colocándose en su hombro y con una pequeña caricia en su rostro trató de consolar al joven genio.

Tenía algunos proyectos pendientes, pero se sentía tan mal por la misión, que optó por solo ir a su cama, recostarse y descansar mientras veía su dorama. Al día siguiente tenía que regresar a la agencia para gestionar la entrada de nuevos reclutas.

La agencia le había dado un espacio solo para él, pero entre las misiones con Lance y su trabajo en el laboratorio, necesitaba más científicos que lo ayudaran a construir las "armas" y que aportaran más ideas mientras él estaba fuera.

Lovey se encargó de apagar la televisión cuando se dio cuenta que Walter se había quedado dormido.

Por el otro lado, Lance se había retirado a su enorme casa a las afueras de la ciudad, oculta entre los árboles.

Un mensaje en su teléfono llamó su atención después de darse una relajante ducha.

- Mañana a las 20:00 ¿Comida italiana?

Era Marcy.

- Claro que sí, nena.

Desde hacía unos meses, Sterling y Marcy habían salido un par de veces y su relación, aún no formalizada, parecía ir por buen camino, pero había algo que no terminaba de convencer a Lance.

Amor entre espías (Walance)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora