𝟒𝟑

1K 85 14
                                    

LA PUERTA de la suite se abrió después de que Harry pasase la tarjeta por el escáner, ambos empapados de agua de pies a cabeza. La lluvia se había intensificado mientras cruzaban la azotea, haciendo que correr no sirviese de nada al final. Habían dejado un rastro de agua por el último pasillo, un gran charco en el ascensor y otro rastro por el pasillo en el que estaba su habitación.

—Espero que a los limpiadores no les importe limpiar un poco más.— dijo Harry una vez dentro, comenzando a quitarse la chaqueta, la cual pesaba más de lo normal.— Les dejaré un poco de dinero cuando nos vayamos...— Charlotte se giró a mirarle con ambas cejas alzadas.— ¿Qué?

—Eres demasiado bueno para este mundo.— negó con la cabeza con una pequeña sonrisa, girándose después a pasar la mirada por la gran habitación de la que disponían. 

Nada más pasar a ella había un gran salón decorado con un sofá blanco con cojines mullidos, pegado a la pared de la izquierda. Delante de él, había dos pequeñas mesas elegantes de color caoba, y al lado de estas, un sillón blanco. En la otra pared había un hueco que se cerraba con una puerta corredera por el que se accedía al propio dormitorio, y a su lado un mueble de madera con una televisión encima. Justo después, un escritorio se encontraba colocado hacia el gran ventanal, el cual cubría toda la pared trasera, ofreciendo la misma vista que habían visto desde la azotea, pero mucho menos impresionable, aunque seguía dejándote sin palabras. 

Charlotte pasó su mirada una vez más por la habitación, hasta que vio a Harry agachando su cabeza y moviendo su pelo mojado con sus manos, echándolo después hacia atrás mientras se volvía a poner recto. No pudo evitar recorrer su figura, viendo cómo la camisa negra que llevaba se pegaba a su piel, sus pectorales marcándose junto a sus amplios biceps. Los varios tatuajes de su torso y su brazo podían verse a través de la fina tela, haciendo que Charlotte se sonrojase involuntariamente. Sobre todo después de subir la mirada a su rostro y ver sus labios presionados entre ellos, su ceño fruncido dándole más poder a su intimidante porte mientras miraba la habitación, algo que volvía locas a sus hormonas. 

Cuando los ojos de Harry dieron con los de Charlotte, ella rápidamente los apartó, mirando la estancia como si nada, algo que no era característico de ella. A Charlotte le gustaba provocar, no disimular ya que ella creía que no servía de nada, pero en ese momento no pudo evitar hacerlo, la imagen de Harry con la camisa pegada a su cuerpo todavía impregnada en su mente.

—Por lo menos es una buena habitación.— le dijo Charlotte con mofa, volviendo a mirar a Harry como si nada.

Él asintió lentamente, pero Charlotte notó que no estaba muy centrado en lo que ella había dicho. Sus ojos estaban en ella, pero de una forma mucho menos inocente. Charlotte tragó en seco viendo cómo sus ojos verdes recorrían sus ligeras curvas por encima de su vestido, el cual no se había dado cuenta de que estaba igual de pegado que su camisa, y que además tenía una pierna sobresaliendo de la tela, la abertura llegando hasta su cadera. Charlotte supuso que así se había visto ella mientras miraba a Harry, y no pudo evitar sentir algo de poder al notar aquel característico brillo en los ojos del chico.

Todo ese nerviosismo que apareció cuando Harry la descubrió mirando se esfumó, motivándola a enarcar su ceja hacia él, retándole en silencio.

—¿Te gusta lo que ves?— le preguntó Charlotte, su voz saliendo un poco más grave de sus labios, pero con la misma elegancia y sutileza que su esencia portaba. 

—No me gusta mentir, por lo que... Sí.— dijo el chico, caminando hacia ella en pasos lentos mientras ella no dejaba de mirarle con esa misma expresión. Otra vez, aquella tensión y esos nervios de anticipación volvían a hacerse presentes.— Debería hacerte saber, una vez más, que ese vestido te sienta genial.— Harry llegó hasta ella, colocando sus manos en las caderas de la chica, acercándola un poco a él. Dejó su mano izquierda en ella, dejando que su dedo meñique hiciese contacto con la piel de su pierna, mientras movía la derecha hacia su rostro, apartando los mechones rubios de sus mejillas. Charlotte le miró fijamente, su corazón latiendo con rapidez, hasta que Harry decidió hablar de nuevo.— Estás preciosa. Hasta con el maquillaje corrido.

Grey [ h.s ] ON HOLDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora