𝟏𝟖

914 88 15
                                    

DESPUÉS de aquel momento, Charlotte se había quedado callada y había bajado su mirada y empezar a dar vueltas al café mientras Harry, delante de ella, cogía su labio entre sus dedos índice y pulgar y la observaba sin saber qué hacer. Aquel día no podría contestar ninguna pregunta más de Harry si él decidía hacer alguna. Su cupón de hoy había acabado, y tenía la corazonada de Harry también lo sabía, porque no había dicho nada más.

Tal vez si Harry hubiese sido una persona completamente diferente, habría aprovechado que Charlotte había compartido algo personal y habría hecho muchas más preguntas al respecto. Bueno, mejor dicho, si Harry hubiese sido una persona completamente diferente, Charlotte ni siquiera habría abierto su boca en un primer momento. Harry le había trasmitido la suficiente confianza como para decir algo tan personal. Ahora el chico sabía que no tenía familia, que la razón era porque sus padres habían muerto, y además, que su cumpleaños era una especie de maldición para ella. Era todo lo que Charlotte podría ofrecer aquel día, e incluso había sido demasiado para su gusto.

—No sabía que te gustaba Jane Eyre.— dijo Harry apuntando al libro y acabando con el silencio abrumador en el que Charlotte les había puesto.

La teñida alzó la mirada hacia el oji-verde y le vio mirando el libro que había traído a la cafetería, el cual ahora estaba olvidado delante de ella. Charlotte estiró su mano hacia el libro y quitó el teléfono de encima, cogiendo el tomo entre sus manos y asintiendo ligeramente.

—Es un buen libro.

—No lo habrás comprado sólo porque la escritora se llama igual que tú, ¿verdad?— preguntó Harry divertido, Charlotte llevando sus ojos hacia él y mirándole a través de sus pestañas, sonriendo de lado ligeramente.

—Esa ha sido la única razón.— asintió Charlotte haciendo reír a Harry por unos segundos.— Supongo que me gusta el personaje de Jane.— dijo Charlotte ahora un poco más seria encogiéndose de hombros.— ¿Lo has leído?

—Sí, me lo recomendó mi hermana Gemma, ¿te acuerdas de ella?— Charlotte asintió una vez, acordándose de la chica que le había ofrecido llevarle al hotel en Londres. ¿Todos los Styles eran así de amables?— Me dijo que era un libro clásico y me regañó por no habérmelo leído, así que prácticamente me obligó a hacerlo.

—Hizo bien.— dijo Charlotte enseguida haciendo sonreír a Harry.

—¿Por qué te gusta Jane?— preguntó Harry, aquella conversación siendo demasiado tranquila como para que terminase en ese momento. La alargaría todo lo que pudiese.

—Me siento un poco identificada con ella, supongo.— dijo Charlotte volviendo a llevar su mirada al libro.— Es una chica que nunca pierde sus valores y me gusta su esencia, se podría decir.

—Es curioso, porque Jane sueña con encontrar el amor, y tú... Bueno... Por lo que dijiste la otra vez en el estudio, no es de tu agrado.— dijo Harry después, colocando una de sus palmas debajo de su barbilla y mirando a la chica interesado.

—Bueno...— murmuró Charlotte con los labios fruncidos.— Cada uno tiene una perspectiva diferente del amor, supongo. A mí no me gusta porque no es real. Es un producto de tu mente creado por una de esas hormonas... ¿Cómo se llaman? Creo que una era la oxitocina.

—Puede que el amor tenga parte científica, pero lo que sientes es real.— expuso Harry, la conversación de repente tornándose más profunda involuntariamente.

—Lo que sientes es cómo los niveles de algunas de hormonas se desploman y la dopamina lo compensa. Es como una droga. Funciona con hormonas.— dijo Charlotte encogiéndose de hombros.— Todo es producto de nuestra mente.

Grey [ h.s ] ON HOLDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora