1. Si Me Hubieras Dicho

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*Inserte aquí la canción de El Último Beso - Vicente Fernandez.mp3 e imagínense a Jotaro cantándola*

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Nori se colocó la capucha de su sudadera como siempre lo hacía cuando salía de casa. Que bendición eran esas sudaderas con capucha, ojalá hubiera tenido una antes. Eran grandes, cómodas, y lo ayudaban a esconderse, ocultando su llamativo cabello rojo de la vista de los demás.

—Cariño, hoy hace mucho calor— dijo la señora Holy, mirándolo por el retrovisor —¿Seguro que no quieres quitarte esa sudadera?

—Estoy muy bien, señora, no se preocupe— respondió Nori, quitándose el cinturón de seguridad

La mujer no insistió, y Nori se lo agradeció en silencio. Se sentía protegido dentro de esa sudadera morada, que Jotaro le había regalado. A él le quedaba pequeña, pero aún así era muy grande para Nori. Al pelirrojo le encantaba, y sabía muy bien que sus padres jamás le habrían permitido tener una.

Jotaro se aclaró la garganta, y al escucharlo, Nori trató de encogerse en el asiento del auto todavía más.

—¿Estás listo, Nori?— preguntó Jotaro

—Sí, sí, muy listo— aseguró Nori

—Bueno, entonces vamos— lo animó Holy

Nori esperó hasta que Jotaro le abrió la puerta para bajarse del auto de la señora Holy. Se encontraban frente a una enorme casa de una sola planta.

Lo primero que a Nori le llamó la atención era que estaba... solo ahí. Sin una barda que ocultara la hermosa fachada.

Del otro lado de la calle había otra mansión de dos pisos que lucía deshabitada, pero de nuevo, a Nori le sorprendió que no hubiera una barda. Hasta hacía poco, pensaba que todas las casas eran como la suya, en las que en todo momento se sabía quién entraba y quién salía.

Aunque bueno, había que recordar que aun con toda la seguridad, Jotaro estuvo entrando a su casa por una semana y nadie se enteró.

—Vamos, nos están esperando— lo apremió Jotaro, poniéndole una mano en el hombro

—Sí, lo siento mucho— respondió Nori de inmediato

—No tienes que disculparte por todo, Nori

—Ah sí... Lo siento

Jotaro soltó una risita y negó con la cabeza. Nori se puso un poco rojo.

Ese día, iban a presentarlo con los tíos de Jotaro. En palabras de la señora Holy, era como si ahora Nori fuera parte de la familia. Querían que se sintiera en confianza con el resto de los Joestar, pero la verdad, él estaba aterrado por lo que fueran a decir de él.

El Último BesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora