La mañana siguiente fue tranquila. Un desayuno completo y muy ruidoso, nada comparado a los desayunos en la Mansión Malfoy, Fred y George arrojaron unas bombas fétidas que invadieron todo el salón principal haciendo que la señora Weasley estallara en furia.
La tarde la aprovechamos para limpiar un poco las cortinas del segundo piso que parecían no haber sido sacudidas en varios siglos. Había muchas doxys por cada rincón y la señora Weasley había encontrado un nido de puffskeins muertos debajo del sofá. De la alfombra se levantaban pequeñas nubes de polvo cada vez que alguien la pisaba, y las largas cortinas de terciopelo de color verde musgo zumbaban, como si en ellas se aglomeraran invisibles abejas. La señora Weasley, Hermione, Ginny, Fred y George estaban apiñados alrededor de ellas, y todos llevaban un pañuelo anudado en la parte de atrás de la cabeza, que les cubría la nariz y la boca y les daba un aire extraño.
Cada uno llevaba en la mano una botella muy grande, que tenía un pitorro en el extremo, llena de un líquido negro. El punto de este liquido era rociar las cortinas y así adormecer a las alimañas que se encontraban en esta.
Hermione: pobre Kreacher, es muy viejo para poder hacer este trabajo.
Sirius: Te sorprendería ver de lo que es capaz Kreacher cuando le interesa, Hermione —afirmó Sirius, que acababa de entrar en el salón con una bolsa manchada de sangre llena de algo que parecían ratas muertas—. Vengo a comer a Buckbeak. -añadió cuando vio mi mirada analítica en esa bolsa- Lo tengo arriba, en la habitación de mi madre. Bueno, a ver... este escritorio... —Dejó la bolsa de las ratas encima de una butaca y se agachó para examinar el mueble- Mira, Molly, estoy convencido de que es un boggart —comentó Sirius mirando por la cerradura—, pero quizá convendría que Ojoloco le echara un vistazo antes de soltarlo. Conociendo a mi madre, podría ser algo mucho peor.
Molly: Tienes razón, Sirius —coincidió la señora Weasley.
En el piso de abajo sonó un fuerte campanazo, seguido de inmediato por el mismo estruendo de gritos y lamentos que Tonks había provocado la noche pasada al tropezar con el paragüero.
Sirius: ¡Estoy harto de decirles que no toquen el timbre! —exclamó Sirius, exasperado, y salió a toda prisa del salón. Lo oyeron bajar precipitadamente la escalera, mientras los chillidos de la señora Black volvían a resonar por toda la casa.
—¡Manchas de deshonra, sucios mestizos, traidores a la sangre, hijos de la inmundicia!...
T/n: la querida y honrada casa de los Black -suspire.
La señora Weasley estaba encorvada sobre la página correspondiente a las doxys de Gilderoy Lockhart: guía de las plagas en el hogar, que estaba abierto encima del sofá.
Molly: Bueno, muchachos, tienen que ir con cuidado porque las doxys muerden y sus dientes son venenosos. Aquí tengo una botella de antídoto, pero preferiría no tener que utilizarlo. —Se enderezó, se plantó delante de las cortinas e hizo señas a los demás para que se acercaran—. Cuando dé la orden, empiecen a rociar las cortinas —dijo—. Ellas saldrán volando hacia nosotros, o eso espero, pero en los
Los pulverizadores dice que con una sola rociada quedan paralizadas. Cuando estén inmovilizadas, colóquelas en este cubo. —Se apartó con cuidado de la línea de fuego de los demás y levantó su pulverizador—. ¿Preparados? ¡Disparen!
Llevaba unos segundos pulverizando las cortinas cuando una doxy de tamaño considerable salió volando de un pliegue de la tela, agitando sus relucientes alas de escarabajo y enseñando los diminutos y afilados dientes. Tenía el cuerpo de hada cubierto de un tupido pelo negro y los cuatro pequeños puños apretados con furia.

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Nuestro Camino: Creciendo Juntos [Parte 2]
FanfictionUn nuevo periodo escolar llego, T/n comienza su quinto año pero no será iguala los años anteriores. Tendrá que afrontar su destino, pero no estará sola, Draco Malfoy estará a su lado y así podrán crecer juntos. Pero no todo es una historia a color...