-¿Q-qué quieres decir?- tartamudeé por lo oscuro y peligroso que se veía en ese momento.
-Sabes perfectamente lo que quiero decir, estar con otros chicos es un grave error.
-Poseidón, no soy de tu propiedad luchaba por salir de su férreo control sobre mi.- déjame.
-No.
Sin importarle nada, ni el lugar, ni nadie, me agarró del brazo y me obligó a entrar a la casa, cerró la puerta y se volvió para mirarme a los ojos, su mirada oscura me hizo temblar.
-Poseidon.- dije calmadamente.
-Shhh.- susurró, me sorprendió sentir sus manos en mi pecho izquierdo, mi cuerpo se sobresaltó, lo apretó suavemente.
-Poseidón.- me sobresalté.
Puso sus manos dentro de mi sujetador, y me apretó los pezones haciendo que gimiese incontrolablemente.
-¿Te...?- Fue interrumpido por el sonido de unos pasos bajando las escaleras.
-Oh, todavía estás aquí.- dijo mi padre, apareciendo un poco confundido.
Respiré con alivio por su repentina aparición. Hecho un vistazo a nuestras posiciones, la forma en que Poseidón me sostenía, luego, una sonrisa apareció en su rostro, me quejé, ya que tenía una ligera idea de lo que diría.
-Siento si he interrumpido algo.- caminó hacia nosotros, con un traje elegante.- No sé como los adolescentes de ahora tienen tantas ganas de hacerlo a estas horas, son peores que los conejos.- agregó.
-¡PAPÁ!- me alejé de Poseidón, sorprendida de que me dejase.
Se quedó quieto, con las manos metidas en los bolsillos de los pantalones, parecía un "Chico malo", también con el pelo levemente despeinado.
-¿Qué?- mi padre se ofendió.- Es la verdad.
Suspiré.
-¿Qué quieres, papá?- dije, a pesar de que estuviera feliz de que me salvara de Poseidón y su posesividad e ira sofocantes.
-Oh.- bajó la mirada hacia su teléfono.- Me enviaste un mensaje...- Se interrumpió rascándose la parte posterior de la cabeza.
-¿Y?- pregunté, también confusa.
Sin entender de qué hablaba, me acerqué donde él estaba, oyendo un gruñido por parte de Poseidón, pero no le hice caso.
-hija... ¿Qué significa?- preguntó, mirándome con las cejas juntas.
Miré el mensaje, antes de sonreír.
-¿Eso era lo que querías decir?- pregunté, sacudiendo la cabeza.
-Obviamente.- murmuró con sequedad.
A veces pensaba que por la manera de actuar de mi padre, era un adolescente atrapado en el cuerpo de un adulto.
-Significa que todavía no le he dicho nada a nadie.- dije, cruzándome de brazos.
-Ya veo.- hizo una pausa.- ¿Quieren que los lleve a la escuela?.
Asentí.- Si.
Al mismo tiempo, Poseidón respondió.- No.
Lo miré, no quería estar cerca de él luego de lo que había sucedido, después de todo, acababa de ser salvada por mi padre aunque él no lo supiera. No iba a quedarme con Poseidón a solas.
-¿Si o no?- preguntó, pareciendo un poco molesto.
-Si.
-No.
-He dicho que sí.
-Y yo que no.
Poseidón entrecerró los ojos, mirándome, sabía perfectamente que iba a retomar lo que había comenzado más tarde, no quería pensar en ello, mi padre me llevaría a la escuela y así podría librarme de Poseidón, no había ninguna forma de que pudiera negarme a eso.
-Papá, ¿me llevas a mi? Poseidón puede ir solo.- Me volví hacia mi padre.
-¿Te parece bien, chico?- preguntó mi padre.
Poseidón me miró por un momento, ignorando a mi padre.
-Esta bien, gracias por la oferta, señor.- Exhaló profundamente por la nariz antes de girarse, y luego añadió.- Nos vemos en la escuela (...)-
Hubo un destello en sus ojos, en su voz...
Parecía que estaba prometiendo algo.
Algo oscuro.
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