Caído del cielo.

Truth.

Si antes mi cabeza estaba estaba perdida por tantos acontecimientos ahora lo estaba 4 veces más con todo el alcohol que bebí.

Era un punto del que ya no había retorno.

Toqué el timbre. 

Las luces del identificador se encendieron.

-Lee Taemin, ¡Ábreme! dijiste que querías hablar conmigo. 

El sonido de la cerradura electrónica se hizo presente y sin dudarlo abrí la puerta.

Apareció frente a mis ojos, con el cabello rubio desacomodado, y frotándose los ojos, vestido de un pantalón de fina seda blanca y la belleza de su torso desnudo. 

Todo en mi mente desapareció, en mí no había más que las  imágenes de su perfecto rostro gimiendo de placer y su pecho derramando su precioso sudor sobre mí. 

No lo pude evitar, mis instintos más básicos me tomaron por presa y me abalancé sobre él a 4 pasos de la puerta llenando su boca con mis labios. 

Sus manos se colocaron sobre mi rostro y sus ardiente lengua acariciaba la mía de manera pecaminosa. 

Su miembro despierto y hambriento se irguió poderoso bajo su pantalón de seda.

-Has bebido, sabes a alcohol.-Dijo una vez que se  separó de mi boca para  respirar

-Me tienes  vuelta Loca, quiero que dejes de volverme loca.

-¿En serio quieres que me detenga? -Dijo mirándome con los ojos llenos de lujuria. 

-Si, Voy a salir con Kim Jong In... este es el final, no quiero volver a tener nada contigo.

-Vamos, una ultima vez...  respondió.

Sorpresivamente se hinco frente a mí y levantó la mirada. Sus manos se deslizaron suavemente desde mis tobillos hasta mis muslos y  las escurrió dentro de mi falda tomando mi ropa interior por la orilla y  jalándola hacia abajo. 

Mis muslos temblaban de deseo.

-Taemin, ¿Qué estás haciendo?.

-Dándole a tu cuerpo lo que ruega por tener. 

Hundió su rostro entre mis piernas mientras con su  mano tomó el borde de mi falda y lo llevó hacia arriba dejando mi tren inferior al descubierto.
Pude sentir su nariz irrumpiendo en mí intimidad.

Dios, este chico sabía exactamente lo que debía hacer para volverme loca.
Sus manos acariciaron mis caderas mis muslos y en un recorrido veloz las introdujo unidas palma con palma entre mis piernas como si estuviera rezando.

Mi humedad de desplomó al contemplar su mirada de hielo apuntándome fijamente a los ojos mientras sus manos sutilmente separaban mis piernas con un poco de fuerza.

Volvió a hundir la cabeza entre mis piernas.

Su lengua diabólica se encontró directo con mi clítoris mientras que su mano derecha introducía su dedo medio dentro de mi cavidad.

-sabes a cielo. - Dijo separándose un momento.

Alargó una sonrisa inundada de lascivia y volvió a darme placer con su boca.

Los gemidos eran inevitables, tenía la formula secreta para hacerme estallar de placer, no podía negarme ante esta suculenta desgracia,  a esa sensación satisfactoria que me volteaba cada nervio y me erizaba cada poro. 

Mi cabeza embriagada de alcohol y placer estaba dando vueltas pero a la vez podía experimentar cada sensación de manera amplificada.

Separó sus manos de mi entrada sin dejar de lamer mi centro, con cautela las llevó hacia su pantalón de seda y hábilmente sacó su miembro duro y despierto.