No quiero perderlo

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—¡Hoy fue un día tan cansador!—suspiro la joven castaña abriendo la puerta de su departamento, eran las ocho de la noche y volvía de trabajar.

Por la mañana salía para ir a la universidad y por la tarde trabajaba en una cafetería, en el horario del medio día siempre trataba de llegar para alimentarlo a sus hijos felinos como ella los hacía llamar, son los que hacen que cuando llegue a casa se sienta bienvenida,  pero por alguna extraña razón cuando deslizo la puerta se llevo la sorpresa de solo ver a tres caritas mirándole y maullando como si la estuvieran saludando .

—Hola pequeñas dulzuras de mamá— habló dulcemente a sus gatos, pero fijándose por todos los lados buscando a la pequeña bola de pelos que faltaba,  tal vez debería estar en su habitación se dijo a sí misma para no entrar en pánico, pero era costumbre de sus cuatro gatos esperarla en la puerta cuando llegaba como si supieran donde ella se localizaba todo el tiempo,  acaricio a cada uno y fue directo a servirle su alimento,  hizo ruido de el envoltorio para así localizar al gato que faltaba,  pero aún así no logro nada su gato no aparecía.

—Luca, Lily, Louis ¿Dónde esta su hermanito Leo?—habló a sus felinos sabiendo que no recibiría respuestas solo la miraron para luego empezar a comer la comida que había colocado en sus tazones,  a este punto la castaña ya estaba un poco asustada, Leo suele ignorarla por completo,  pero cuando le llama para comer en eso nunca se ausente, preocupada dejo sus bolsas en la mesa de la pequeña sala y empezó a buscar a su preciado gato, en los lugares donde sabía que se suele estar,  en su cama no estaba ni de bajo de la misma,  tampoco en la cocina y cuando fue al baño el único lugar que faltaba tampoco estaba allí, pero su corazón de Lisa por un rato se paralizo la no tan pequeña ventana del baño estaba abierta, no puede ser más tonta se regaño a ella misma cómo pudo olvidarse de cerrarla,  el edificio en dónde vivía no era de lo más lujoso y de lo más grande, estaba en el segundo piso y hay bastantes cosas por las cuales trepar,  pero de todas formas era seguro que Leo haya salido por aquella ventanita, no se preocupa en el sentido de que se haya caído desde ese piso ya que no era nada alto en donde ella estaba,  pero  su tierno felino era un gato de casa,  esta es la primera vez que sale del departamento, el miedo empezó a invadir a la joven y miles de escenarios de lo que posiblemente le haya podido pasar a su gato llegaron a su mente inundándola de preocupación y remordimiento.

¿Qué haría ella en esta situación? su lindo felino ha escapado de casa, ¿Es acaso su culpa por aún no haberlo esterilizado?, debía haberlo hecho antes,  pero lo que ganaba apenas alcanzaba para su alimento de ella y pagar todas sus cuentas, aunque no es mentira que ya estaba ahorrando para poder pagar aquello,  pero las veterinarias a donde se fue a consultar solo le daban precios muy altos.

— Todo es mi culpa — se regaño  — Soy tan tonta debí de haber cerrado la ventana,  debí esterilizarlo...

Por un momento se siento el ser humano más tonto del mundo,  se puso de cuclillas tapándose su rostro, queriendo llorar, pero se dio cuenta que estar allí lamentándose no solucionaría nada luego de un segundo se levanto,  cerro la ventana y salió del baño tomo su linterna y llevo su celular en manos,  no le importaba si era de noche o si se tardaba mucho, su instinto de mamá gatuna como ella se nombraba le advertía que Leo no debía estar tan lejos.

Tal vez debería llamar a Rosé o Jisoo para que la ayudaran,  pero sería una molestia para ellas que también deben de estar descansando a esa hora del día.

Por todo los lugares cercanos empezó a buscar y cada persona que veía pasar le mostraba una foto de su gato por si alguno le haya visto,  solo quería saber donde estaba su felino más viejo,  sin darse cuenta las horas pasaron y pasaron rápidamente y no había rastro de personas en la calle, la batería de su celular ya se había acabado y se sentía cada vez más culpable por un rato más busco en callejones hasta que a dos cuadras más de su departamento al costado de una pequeña tienda escucho un maullido y conocía su maullido rápidamente empezó a buscar en ese pequeño callejón a Leo,  pero por ningún lado lo veía hasta que se fijo encima de un gran bote de basura se encontraba su felino, su corazón empezó a latir feliz por encontrarlo y cuando empezaba a sonreír,  vio como su gato se movió y algunas gotas de sangre cayeron de su cola que estaba partida,  Lisa quiso empezar a llorar, pero respiro profundo y agarro a su gato en brazos importándole menos si se ensuciaba con la sangre,  sintió el pelaje de su mascota rígido y su preocupación le trajo un dejavu, pero no quiso recordarlo y removió la cabeza negándose a recordar.

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