5° La dama roja

394 52 9
                                    

Su cabello se quedó enredado en aquella red mientras seguía a la líder de las doncellas de aquel palacio.

Había arribado el día previo a su cumpleaños y por más que lo intentara no se podía hacer a la idea de venderse a alguien por el bien de su padre.

Pensó en cada momento que pasó junto a su hermana, pero su educación le impedía siquiera alzar palabra alguna.

-aquí tiene, mi principe- dijo sin mirar al muchacho al cual debía desposar.

El chico no era malo con ella, pero en su rostro siempre habia una clara decepción. La castaña pensó que posiblemente era debido a que estaba interesado en su hermana y no en ella. Aún así, no se hizo esperanzas de que eso fuera suficiente como para regresar al lado de su familia.

-¡Fuego!- gritó una de las doncellas con papiro en mano, pero antes de que llegara siquiera a leer una palabra de las hojas flotantes, la mano de la mayor arrugó con fuerza aquellas palabras.

-estúpida- golpeó a la muchacha con las hojas arrugadas mientras hacia una clara seña hacia la joven princesa de Arcymis -llevalo directo hacia el rey, si un guardia te trata de detener, apartalo, di que es de mi parte-

-muchacha- esta vez se dirigió hacia la castaña.

-Karen- interrumpió algo intimidada, señalando su nombre.

La mujer solo la vio con severidad -cuando te cases con el joven tendrás derecho a decir tu nombre- entonces la arrastró devuelta a la cocina -empieza a ser útil y prepara una merienda para el joven principe, espero que tu madre siquiera se dignara a enseñarte a cocinar-

Mientras la mujer se iba la castaña clavó con fuerza uno de los cuchillos en mesa, debía calmarse como pudiere, su vida ahora estaba en manos de aquella gente y no tenia noticias de su hogar.

A regañadientes, entonces, comenzó a cortar pequeños filos de queso fresco pensando e insultando internamente toda su situación.

-si come a cada rato me imagino que quedará tan gordo como el cerdo del rey- se asustó al escuchar aquellas palabras, como si su conciencia hubiera cobrado vida y dijera todo aquello que estuviera guardando.

Entonces vio a aquella joven, de su estatura, vestida como las demás doncellas de aquel lugar, con el pelo de un color metálico parecido al cobre de las minas que importaban a Arcymis.

-¿te enteraste de la masacre del reino de Arcymis?- el cuchillo casi se resbaló de sus manos.

-¿ma...masacre?- susurró incrédula.

-dicen que fue un incendio- escupió mientras revisaba pequeños espacios por debajo del horno y la mesa -pero un conocido mio dijo que encontraron la cabeza del rey cortada a la mitad, solo sobrevivieron los hijos, esa princesa tuvo "suerte" de venir aquí- dijo lo ultimo volteando los ojos.

Karen reaccionó agarrando uno de los trapos que usaban todas las del servicio en la cabeza y la acomodó ocultando casi por completo su cabello y frente -entonces la princesa nunca volverá- afirmó triste siguiendo con su labor.

-posiblemente después de tener los hijos del principe, la desechen- levantó un frasco en el aire en señal de victoria, al parecer era lo que estaba buscando -aunque sabes, no me creas- se rió un poco -, pero escuche de los guardias que el rey estaba muy interesado en acabar con el reinado de Stuart, por lo que se me hizo raro que hicieran un convenio cercano, además se ha proclamado una guerra contra Portarossa, muy conveniente para Thomas- sonrió colocando el liquido de aquel frasco en tasas muy finas de té -en fin tengo que llevar estas con el rey, nos vemos-

South Land || South Park AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora