1° El Norte y el Sur

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Hace más de mil años, el mundo se hallaba hundido en la ignorancia y los prejuicios, en la fe y en la superstición.

El mundo solo era para muchos un gran y extenso continente, el cual era rodeado por los crueles mares, que según contaban, estaban infestadas por criaturas siniestras, come hombres, que hundían barcos y destruían ciudades, si se les enojaba.

Nadie se atrevía, pues, a ir más allá de las corrientes del gran comercio y de aquellos riscos que parecían proteger al gran continente de cualquier peligro desconocido.

El gran continente fue nombrado por los primeros hombres como South Land, en honor a un gran héroe proveniente del sur, y que apareció para vendecirlos con grandes conocimientos y rescatarlos de la oscuridad.

La magia, como uno de ellos, fue una gran fuerza, misteriosa, y capaz de crear increíbles milagros o terribles desgracias.

Aquellos hombres, capaces de usar las misteriosas fuerzas de la magia, fueron escogidos para liderar a los primeros, sin objeción, sin pruebas, sin sangre y sin honor. Sin embargo, una vez fue coronado el primer rey, los hombres se separaron.

Sobre South Land se levantaron, entonces, varios, diversos y, sobre todo, ricos imperios. Cada uno con sus propios principios, cada uno con sus propios objetivos, cada uno con su propia verdad.

Se decía que los hombres se separan por naturaleza. Es mejor para ello, según se contaba, el sentirse más alto o más bajo que otro. Entonces, se creó la nobleza, la cual heredaria el poder y la responsabilidad, y se diferenciaria de los plebeyos, quienes existían para servir a la primera o para hacer existir al reino.

El héroe, al ver esta separación, desapareció. Se dice que murió, pues su cuerpo ya era muy viejo, se dice que tomó un barco y se fue hacia el norte, donde los dioses vivían, y también se dice... que en realidad nunca se fue.

Tras su desaparición, dejó el tesoro más preciado y más codiciado por los hombres. Aquel objeto que contenía el poder absoluto, que mantenía en su poder las respuestas a todos los misterios del universo, y aquel que, según dicen las leyendas más antiguas, solo podía ser usado por el rey de reyes. El verdadero rey de South Land.

Aquel objeto místico, que hasta ahora muchos se animan a buscar, por cada rincón de tierra de este mundo, se hacía llamar... "La vara de la verdad".

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-entonces, querido sobrino- preguntó aquel hombre con armadura plateada, dirigiéndose a un chico de apenas, recien cumplidos, diecisiete años -¿cuáles son tus planes para este nuevo año de vida?-

El joven pelinegro se encontraba golpeando un gran saco con su fina espada con mucho entusiasmo, pues a partir de los diecisiete, al fin podría aspirar a ser parte de una orden de caballeros, muy a pesar de la negativa de su madre, y ser un poco más como su tío Julius, o como le decía su padre, Jimbo.

-¿no es obvio?- sonrió al ver a su tío favorito en la entrada del castillo -seré caballero, como tú-

El hombre solo suspiró, pues, a pesar de sus propios deseos de alentar a su único sobrino, conocía muy bien la opinión de su cuñada y su hermano.

-¿no deberías estar preparándote para otra cosa, Stanis?- el nombrado paró en seco, al escuchar ser nombrado por su nombre completo y no con su usual apodo que manejaba en vez de su nombre -ser rey requiere preparación y tú...-

-es Stan...y no quiero ser rey-

-Stan...- suspiró, pues reconocía los verdaderos deseos del menor -tú sabes cómo es esto-

South Land || South Park AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora