Dýo

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Este es mi lugar, sentada delante del piano demostrándole a todos que no van a volver a escuchar nada parecido de otra persona, que mi música es digna de dioses y que incluso ellos miran expectantes y ansiosos sobre cada nota que suelto, sobre cada movimiento.

No levanto la cabeza, no quito mi mirada del piano, ahora mismo no hay nada más en mi cabeza, solo las notas...

1, mi cuerpo se mueve a su antojo y excitado.

2, la alegría y la euforia se hacen presentes en mi cuerpo

3, no muevo las manos, la música ha parado y me permito observar a mi público, quienes aplauden sin cesar agradeciéndome el espectáculo digno de una diosa que acaban de presenciar.

-Ava - Escucho que me llama mi madre justo cuando estoy saliendo del escenario- ¡¡Hija mía!! estoy tan orgullosa de ti y de todo lo que has conseguido - la aprobación de mi madre es todo lo que necesito para ser completa .

- Madre, gracias, espero que te haya gustado - me acerco a abrazarla.

- Cuanto me hubiese gustado que tu padre hubiese visto tan majestuosa presentación - me tenso al nombramiento de mi padre.

- Sabes lo que opina él de esto, madre, me considera una vergüenza para la familia por no seguir sus pasos como empresaria. - le digo aún dolida por sus últimas palabras.

- Lo sé - dice con la cabeza cabizbaja, le duelen más a ella que el hombre que ama no acepte los sueños de su hija.

- No te preocupes madre, seguro y cambia de opinión, ya verás - No cambiará de opinión, es mi padre, nunca lo hace, pero mi madre, tan santa piensa siempre lo mejor de él. - venga no dejemos que la noche se arruine - levanta la cabeza mirándome más animada - te invito a casa esta noche, haré una cena para las dos.

- Venga cariño, vamos - se adelanta y la observo.

A su edad se conserva bastante bien, rubia de ojos verdes, con un cuerpo espectacular y bien cuidado, de carácter dócil, una mujer amable, divertida y muy cariñosa. Imposible que mi padre no pusiera sus ojos en ella, una mujer digna de admirar.

En cambio yo, una mujer alta, rubia pero con los ojos grises, heredados de mi padre. Con curvas necesarias donde hay que tenerlas.

- ¡¡¡AVA!!! - me sorprendo al escuchar el grito de mi madre, quien me mira con las manos en las caderas regañándome - Vamos que no tengo todo el tiempo, mañana tengo una reunión importante con un socios estadounidense.

- Vamos entonces, Koritt, estará emocionado por verte - le digo mencionando a mi perro, un cachorro de Akita color negro noche que adopté hace unos meses.

- Aún sigo pensando que no estas capacitada para tener mascotas - ruedo los ojos mientras nos subimos al coche - ¡¡¡No me ruedes los ojos!!! - me dice en griego, ¿Cómo lo supo? - no tengo que recordarte el historial de mascotas que llevas encima, vergüenza da.

- Mama, tengo ya 21 años, creo que podré hacerme cargo de una criatura que, a menos que estemos en una fantasía, nunca te dirá abuela - me río de ella, quien pone cara de terror.

- Ni se te ocurra hacerme abuela tan joven, no lo merezco - dice indignada

- JAJAJAJ - y así seguimos hasta llegar a mi apartamento, al cual nada más entrar vemos a Koritt acercarse a mi madre corriendo para que lo cargue - Traidor - susurro dejando las llaves en la mesa y me dispongo a hacer la cena.

Pasan las horas y dan las 22 de la noche, donde mi madre se despide alegando que no quiere dejar a mi padre comer pizza otra noche más.

Nada más despedirme, pongo la alarma y me dispongo a desnudarme para entrar en la ducha, la cual me aleja de todos mis problemas familiares.

Salgo, entro a mi cuarto y enciendo el televisor,  pongo un canal aleatorio y procedo a  tirarme en la cama viendo una entrevista donde un chico, castaño y muy guapo, a opinión personal, al cual tachan de ser el empresario más joven y exitoso del país. Al parecer estadounidense, lo cual sorprende ya que habla muy bien y fluido el griego.

Mis ojos se van cerrando, el cansancio se hace notar y caigo en un profundo sueño.

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