- Espera...- dijo acomodándose.
- ¿Que sucede?, ¿Te sientes bien?.
- Si, es solo que... Quiero hacer algo... Antes que nada...
- Bien.- dije más calmado.
- Cielo, quiero que sepas... Que él, ese señor todo feo que vez ahí, es tu papá... Tu verdadero papá...- dijo mirándome...
- Michell...
- Espera... Nunca te dije la verdadera razón del porque me aleje. Y creo que es hora de que lo sepas. Natalie me amenazó con matarme y matarte si seguía contigo. Nunca te lo pude decir, por miedo. Pero creo que es hora de que lo sepas.
- Natalie murió...- dijo algo triste
- ¿Que?, ¿Cómo?.- dije sorprendida.
- En un accidente. Iba con tu padre, y un chiche los impactó, los dos murieron.
- Dios mío, pobre de ella. No lo merecía.
- No lo sé. Hizo mucho daño.
- Pero aún así. La muerte no se le desea ni a tu peor enemigo.
- Bueno, ya que aclaramos muchas cosas... Creo que... Es hora de irme, ¿No?, Tengo un viaje que perdí hace más de dos horas. Tengo que hacer una nueva reservación... Y bueno, ya sabes...
- ¿Me piensas dejar sola?.
Me miró sorprendido.- Tú, ¿Quieres que me quede?.
Me encogí de hombros.- Solo si tú quieres quedarte...
- Bueno, solo porque tú lo pides.- se acerca, y se sentó en la silla que estaba a un lado de la cama. - Extrañaba tu ridículo olor a rosas.- dijo y luego sonrió.
- Y yo tu estúpido olor a ego.- hice el mismo gesto.
- Puedo...- dijo mirando mis labios.- No, olvídalo...
- ¿Que cosa?, Dime.- obviamente que sabía perfectamente lo que quería.
- No, nada.- sonrió y miro al piso.
- Cielo, ¿Podrías ir por papel para limpiarme la cara?
- Si mami.- dijo bajandose de la cama.
- Ven.- le dije a Abraham una vez nos dió la espalda.
- ¿Que?- se acercó lo suficiente para poder besarlo. Y no dude nada, para hacerlo. Cuando menos lo pensé, ya estábamos en el beso más largo que nos habíamos dado jamás.
- Mami, ¿Ya merito acaban?,- nos interrumpió mi hijo parado a un lado de morros.
Sonreímos tímidamente. Y algo nerviosos y penosos por lo sucedido. Luego tome el papel y me limpie un poco la cara. Estaba un poco sudada, y la verdad es que me sentía bastante sucia.
- ¿Habrá manera de que me permitan bañarme?- pregunté.
- No lo sé. Preguntaré. ¿Bien?.
- Si, por favor.
Abraham
Salí del cuarto, y afuera de éste me encontré a una enfermera.
- Disculpe señorita. La chica que está en este cuarto, dese bañarse. ¿Será posible que la ayuden?
- En este momento, todas las enfermeras estamos ocupadas. Claro que puede, solo que lo haga con cuidado. Está muy delicada de salud. Tal vez pueda ayudarla usted. Es su pareja ¿No?.
- Eh, si. Gracias
- De nada, hasta pronto.
Entre de nuevo al cuarto, definitivamente me matará si le digo eso. Creerá que solo quiero acosarla o algo por el estilo.
- Eh, creo que tendrás un pequeño problema.- dije un poco nervioso
- ¿Porque?, ¿Que pasa?.- dijo jugando con el niño.
- Eh, las enfermeras están ocupadas. Y la única solución es que te bañes sola... O que esperes a que se desocupen.
- Puedo hacerlo sola. Yo no tengo problemas con eso.- dijo mientras se quitaba la sábana que tenía encima.
- ¿Segura que puedes sola?, Podría llamarle a alguien que sea de tu confianza para que te ayude.
- No, estoy bien. Puedo sola.- intentó levantarse, pero al parecer no tenía muchas fuerzas. Estaba muy débil y, por consecuencia, calló de nuevo en la cama.
- ¿Te ayudo a llegar al baño?.
- No me haría nada mal que lo hicieras.- sonrió apenada.
Me acerque y la ayude a llegar hasta la regadera. Una vez ahí, me di la vuelta y caminé en dirección a afuera de allí.
- Ey, cuida bien a mi hijo, por favor.
- Claro- sonreí.
Salí de ahí, y me senté en la silla junto a la cama. Mientras Mike jugaba en la cama.
- Oye amiguito. ¿Me quieres decir cómo te llamas?.
- Soy Mike.- dijo desinteresado en el tema.
- Bueno, y dime. ¿Tu crees que tú mamá y yo haríamos bonita pareja?.
- No lo sé, mi mamá es muy hermosa.- afirme con la cabeza.
- Sin duda alguna amigo.- sonreímos.
Michell
Se que este tal vez no es el momento correcto, pero necesito sentir a Abraham cerca de mi, como antes. Pero, con mi hijo aquí, no podía hacer mucho. Así que pensé unos minutos alguna manera de traerlo aquí, pero sin dejar tanto tiempo solo a mi hijo.
- ¿Abraham?- grite para llamar su atención.
- ¿Si?.- contestó del otro lado de la puerta.
- Necesito que me ayudes... ¿Puedes?.
- Eh, no lo sé...
- ¡Anda!, Solo cierra la puerta del cuarto con seguro, para que el niño no pueda salir.- Insistí.
- Bien.- contestó un poco inseguro.
Unos minutos después se abrió la puerta del baño, y lo ví entrar.
- Eh, ¿Que ocupas?...- dijo mirando la puerta.
- Ven, quítate la ropa. Quiero que te bañes conmigo...- susurré.
- Eh... Michell. Tu sabes que yo no puedo hacer eso.
- Corre, hazlo por mí.- dije aún susurrando.
- No, no lo sé. No creo que sea buena idea.
- Déjate de estupideces y ven. ¿O que?, ¿Ya no me deseas como antes?- dije coqueta.
- Dios, Michell basta. Sabes que no puedo luchar contra ti.
- Pues no lo hagas. Ven...- seguí con mi método de seducción.
- Bien.- dijo mientras comenzaba a quitarse una por una las prendas de ropa de su cuerpo.
Una vez que se quitó todo, suspiro sin dejar de ver la puerta. Entonces, por fin volteó. Y me vio ahí, desnuda. Con algunas cicatrices y moretones. A los cuales yo les llamaba marcas de batallas ganadas.
- Anda, entra.- dije coqueta. Y luego le estire una mano en señal de que se pusiera frente a mi
Tomo mi mano y luego entro, se puso frente a mi y cerró los ojos.
- Mírame.- susurré.
Abrió los ojos y me miró. Nuestras miradas eran tan sinceras, tan bonitas. Podíamos ver nuestras almas sin decir una sola palabra. Bajo su mirada unos segundos a mis labios. Y luego me tomo de la cintura como era su costumbre.
Pose mis manos al rededor de su cuello. Cerré mis ojos y trague saliva. Él, tomo la iniciativa y junto nuestros labios. Pero no como un beso, simplemente los juntó. Y luego de unos segundos, por fin decidió besarme.
Sus manos estaban en mi cintura, pero lentamente las fue bajando por mi cadera hasta llegar a mis pompas. Me levanto con mucho cuidado para no lastimarme, y acomodó mis piernas al rededor de su cadera.
Y yo, aún adolorida. Disfrute cada uno de sus movimientos.
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La Empleada (Abraham Mateo) HOT
Ficção AdolescenteUna chica de apenas 16 años (Michell), tiene un padre (Robert). El cual, la obliga a entrar a trabajar con su mejor amigo. El cual tiene una empresa de Coches, una de las más grandes y millonarias del mundo. Abraham Mateo. Un chico de 20 tiene una e...