Otro día más, siento que corro pero estoy corriendo en círculos, cada día es como revivir la tragedia de lo que es vivir mi vida. Una vez escuché decir que era buena para huir de las situaciones, que era uno de mis dotes.
Bueno, quiero exigir pruebas de esa afirmación, porque de querer huir antes, me hubiera suicidado y aparecido en los sucesos, de un noticiero local. Las probabilidades de éxito en vida, eran mínimas y por primera vez no era mi culpa, las casas hogares tuvieron su cometido, destruirme.
Paso todo el camino a casa pensando, en todo y nada a la vez, la música y las conversaciones forman parte de ese ruido ambiental tan común, luego de una jornada laboral, Denilson dice que el ruido del autobus, lo hace sentir parte de la sociedad, pero la realidad es que el hombre, ama los chismes.
Hoy no recibí buenas noticias, pero al menos no han llamado de casa, diciéndome que hemos perdido todo. La lluvia sigue su camino, las gotas pesadas de agua, crean un ambiente desolador, traen consigo preocupación y soledad. Cuando era pequeña, mi madre solía peinarme los días de lluvia, ella decía que la lluvia traía bendiciones y había que recibirla con nuestras mejores galas.
Vale, que esta lluvia ha traido bendiciones, pero para la zapatería en la que tuve que comprar un par de botas para la lluvia. Sinceramente, amo las botas; no tienen ningún diseño, pero son geniales para lo que deben de funcionar, para protegerte.
¿No se supone que la familia debería hacer lo mismo? Porque la mía no lo hizo y la nueva, tampoco lo hará.
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Un noche en Malibú
Teen FictionA veces solo quería salir y tomar aire fresco, pero esa noche fue algo que simplemente no lo esperaba. Y eso que sólo era una noche en Malibú.