♡III

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Normalmente solían visitar el parque los fines de semana para que el mayor se sintiera cómodo con un entorno menos infestado de gente, al ser estos días de descanso la mayoría prefería pasar tiempo en sus hogares. Y así podían disfrutar de una tarde, o una mañana, sin miradas ni palabras que los juzgasen. Todo el tiempo que quisiesen.

Pero su padre precisamente quiso aventurarse al sitio de aire libre un lunes, ESE lunes para observar mejor a las aves. Sin más que hacer accedió con la condición de que solo sería un rato.

Así acabaron tirados en el césped contemplando su majestuosidad, tan bellas y en paz en el cielo, sintiendo la brisa como nunca. Le gustaría mucho tener alas, pero por ahora se conformaría con correr como un correcaminos persiguiendo a su papá de árbol en árbol después de decidirse por jugar a las escondidas después de terminar con los animales.

—¿Papá donde estás?—se hizo el pensativo parado bajo un árbol.

—¡Johnny aquí, aquí aquí!

—¡Allá estás papá!

Sinceramente no tenía sentido jugar puesto que el mayor se delataba muy fácil diciéndole su escondite. ¡Obvio que no! Pero se estaban divirtiendo, y era lo importante.

—Contaré de nuevo, así que ve a esconderte.

—Si, bien, vamos cuenta Johnny cuenta—aplaudió.

—¡Escondete!—señaló entretenido mientras se acomodaba en el tronco del árbol para comenzar el conteo.

—¡Ah cierto!

Aunque fuera torpe al caminar o correr, lo hizo como siempre tropezando mientras reía feliz. Iba a esconderse tras otro árbol, pero un llamativo auto rojo atrajo su atención. Ladeó la cabeza con los ojos un poco desorbitados, sonrió.

[•••]

—Tres, dos, uno... ¡Listo o no allá voy!

Empezó a buscarlo esperando esa característica risita suya, o al menos sus llamados. Pero a medida que registraba tras arbustos y troncos, poco a poco su sonrisa se desvanecía con los nervios floreciendo desde la boca de su estómago.

Sin perder tiempo recorrió el mismo tramo con la esperanza de que estuviera bien oculto, o que fuese una broma, cosas que serían imposibles viniendo del rubio pero vamos, quería pensar positivamente. Aún así ya temía lo peor, seguramente se distrajo con algo más y se marchó. Por estás cosas nunca lo dejaba solo, siempre se olvidaba de lo que hacía para concentrarse en otra.

—¿Papá?—susurro viendo a las personas caminando de aquí allá sin ninguna distracción.—¿¡Papá!?

Su mayor preocupación era la carretera justo al lado del parque, algún auto podría arrollarlo si llegase a cruzar, o una persona mala podría hacerle daño, es más, un perro puede asustarlo y dañarlo. Hizo un puchero conteniendo sus lágrimas, ¿Donde se había metido su papá? El hombre es tan frágil y sensible, tiene miedo.

—Di–Disculpe, disculpe ¿Ha visto a mi papá? Es rubio, bajito y escuálido, él tiene una discapacidad en su cabecita y puede estar en peligro, lo perdí por error, se parece mucho a mí—halo del suéter a un señor, se apuntó a sí mismo como referencia.

—No niño, discúlpame.

—Oh bueno, gracias.

Se fue mientras limpiaba las lágrimas de sus ojitos. Tenía que seguir buscando.

[•••]

Ya se hacía tarde y todavía no tenía señales de Steve. Estaba muy angustiado, algo pudo pasarle.

Fue a las tiendas cercanas pero nadie lo vio siquiera.

Estaba en el parque sentado bajo el mismo árbol donde contó por si volvía, pero nada ocurría y nadie quería ayudarlo. Muy pocas personas los conocían, y las que si no eran muy amigos de ellos pues no les gustaba acercarse a su papá.

Escondió su carita llorosa entre sus piernas, estaba asustado, no quería quedarse solo. Necesitaba de su papi Steve, y su papi necesitaba de él, seguramente también tenía miedo donde sea que estuviese.

Sollozo angustiado.

—Estrellita, estrellita...

Sintió una caricia en su cabeza, como le alborotaban su melena.

—¿Donde estás?

Subió la cabeza rápidamente, su corazoncito palpito apresurado con una efímera esperanza.

—¡Pa... pá...—su semblante decayó nuevamente. No era el, más bien se trataba de un desconocido castaño, ojos azules, de barba y ropa de empresario.—No eres mi padre—lloro escondiéndose otra vez.

—Mi nombre es Tony, ¿Cómo te llamas tú?—el hombre llamado “Tony” se acuclillo frente a él desconcertado. No todos los días encuentras a un niño solo, casi anocheciendo y en un parque.

Ahora no le importaba darle información a un extraño, con tal lo ayudara a buscar a su persona favorita.

—Mi nombre es Johnny—limpio sus ojitos y nariz.—Johnny Rogers... ¿Puede ayudarme? Mi papá está perdido desde temprano... Y no lo encuentro por ningún lado, nadie quiere ayudarme, por favor.

El moreno abrazo al rubio, se sintió conmovido. Acarició la espalda de Jonathan y suavemente lo cargo, este se dejó hacer.

—Claro que si—susurro metiendo la mano en el bolsillo de su saco. De el extrajo unos lentes y se los coloco.—Jarvis.

¿Señor?

—¿Cómo se llama tu papá, niño?

—Steve... Steven Rogers.

—Jarv, procede en la búsqueda de Steve Rogers por favor. Escanea toda probabilidad que concuerde con su apariencia, búscalo en la base de datos...

♡Steve Dad♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora