Extra

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Harry se encontraba caminando por el mundo muggle, buscando una tienda en específico.

Una vez llegó a su destino, se aseguró de que se veía bien acomodándose un poco su mata de pelo y entró.

La campanita de la puerta sonó, y Draco desde el mostrador volteó para atender a su nuevo cliente.

El rubio sonrió al ver de quien se trataba.

Harry se adentró en la tienda como si no hubiera notado que su novio estaba en frente de él y reposó los brazos en el mostrador, esperando ser atendido.

—Buen día, señor Potter— Saludó el rubio, con una sonrisa.

—Buen día Malfoy— Respondió el otro.

—¿Qué le trae por aquí?— Preguntó el rubio, apoyando los codos en la mesa.

—Quería verte— Dijo.

—¿Verme? ¿A mi? Que interesante—Dijo el rubio, fingiendo sorpresa.

Y digo "fingiendo" porque desde que las citas del rubio y el moreno había salido particularmente bien, y desde que Harry le había pedido a Malfoy ser una pareja formal, el de lentes visitaba cada semana al rubio en la tienda, a comprarle consoladores.

—Así es...dame lo de siempre— Dijo el moreno, ya sin nada de vergüenza, como si se tratara de un simple café, ya no era la primera vez que le compraba un consolador a Draco Malfoy.

—Lo que diga señor Potter— Dijo el rubio y conteniendo una sonrisa entró en la puerta de "solo empleados" y desapareció del lugar.

Harry sonrió apenas el rubio desapareció, esa relación que llevaban era muy interesante, no era una relación normal, y es que cualquier noviazgo en el que esté el "bueno" y el "malo" de la historia no puede ser del todo común.

Después de un rato, Draco volvió con una bolsa llena de consoladores y la puso en el mostrador.

—Elija el que quiera, señor Potter.

Había de muchos tamaños y de distintas formas, distintos colores y largos.

Harry se tomó un buen tiempo para escoger, miraba cada uno de los productos fijamente, como si escoger un consolador fuera una tarea de suma concentración, Draco sonreía mientras veía al moreno muy concentrado.

—Ninguno me convence— Dijo después de un rato, apartando todos los productos —Necesito otros— Dijo.

—¿Ninguno es lo suficientemente bueno para su culo, señor Potter?— Dijo el rubio, acercándose al rostro del moreno, casi rozando los labios del contrario, retándolo.

—No, pero conozco uno en especial que es perfecto— Dijo, acercándose más al rostro del rubio, sus labios estaban rozándose, tentando a ambos a acortar el espacio entre sus bocas y unirlas en un beso.

—¿Ah si? Y dime, ¿cuál es?— Preguntó, levantando una ceja.

—Ah, pues, creo que tú lo conoces muy bien— Dijo, haciéndole una seña al rubio para que se sentara en el mostrador.

Y el rubio así lo hizo, subió los pies en la mesa, sentándose en el mostrador que los dividía y cruzando las piernas al rededor del torso del moreno, todo eso sin despegar la vista de los ojos verdes de Harry.

—Mmm...creo que no, recuérdame— Dijo, sonriendo.

"Maldito rubio" Pensó, riendo internamente.

—Bueno, ¿esto te hace recordar?— Preguntó el moreno, para después bajar la mano a la entrepierna de Draco y apretarla suavemente, arrancándole un jadeo.

Plastic Dick's [Drarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora