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A Ana Calderon le encantaba asistir a Hogwarts. En verdad, era un lugar al que escaparía, donde se sentía más cerca de su padre, más lejos de las realidades de los antiguos secretos de su vida en casa y, en serio, nada había vuelto a ser igual desde que todo se les reveló a ella y a su hermana. Y todos sus amigos estaban allí. Siempre tenía esa misma sensación cálida en el estómago cuando regresaba, y siempre podía intentar olvidar esa oscuridad más profunda que siempre se encontraba en su estómago.
Todo en Hogwarts siempre había sido muy seguro. Parecía que todo, si es que algo sucedía, le pasaba a Harry Potter. Y se sentía mal por él, de verdad que lo hacía, porque a pesar de todo él seguía siendo un buen chico, pero en algún lugar en el fondo se alegraba de que no la quisieran llevar a una cámara secreta, de que un asesino en serie no la estuviera persiguiendo, que no la habían obligado a participar en el Torneo de los Tres Magos.
Pero entonces fue cuando los problemas de Harry Potter se mezclaron con los de ella, porque en la tercera tarea había visto a Voldemort regresar y al Mundo Mágico saltar a la hostilidad contra quien una vez fue su favorito. Su héroe, su gracia salvadora, ahora un mentiroso, que no quería nada más que el caos al afirmar que había regresado.
Ella le creyó. A pesar de que su padre había sido asesinado por Voldemort y había obligado a su madre a mentirles sobre todo hasta que no hubo otra opción que revelarlo todo. Sus propios padres habían muerto a manos de él, Harry casi había sido asesinado, por lo que ella no podía simplemente ignorar sus afirmaciones como muchos otros.
Incluso cuando ese brillo dorado de Hogwarts se desvaneció, reemplazado por el peor tono de rosa que jamás había visto, ella le creyó. El Ministerio estaba tomando medidas enérgicas contra la libertad de Hogwarts, transformándolo en un caparazón lleno de castigo, de algo olvidado hace mucho tiempo, y cuando Harry Potter se convirtió en el líder de un grupo de resistencia contra el Ministerio justo delante de las narices de Umbridge, ella no pudo evitar unirse.
Especialmente no cuando Dean Thomas, el chico que parecía ser la única razón por la que todo en su año iba algo bien, le preguntó tan amablemente.
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"You were a child, crawling on your knees toward it making momma so proud but your voice is too loud, we like to watch you laughing, you pick the insects off plants, no time to think of consequences".
── kids, mgmt
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