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Jimin comenzó a abrir los ojos emitiendo un sonido de queja por la luz que se adentraba debido al gran ventanal que tenía al frente.

Siempre, desde que había comenzado a trabajar para Namjoon había amado cada parte de su lujoso apartamento, pero justo ahora odiaba esa pared de vidrio.

Decidió voltear con cuidado, su trasero dolía como el infierno, pero gracias al recuerdo de por qué dolía fue que salió su primera sonrisa del día.
Una vez que volteó su rodilla chocó con una fuerte pierna, sin pensarlo se acercó hacia el fornido, sexy y moreno cuerpo que tenía a un lado y se acomodó encima listo para volver a dormir.

Y lo hubiera hecho, pues sus párpados pesaban bastante, de no ser por esas manos que comenzaron a estrujar sus nalgas sin pudor alguno, aunque se sentía algo hipócrita pidiendo pudor cuando la noche anterior había sido follado de todas las maneras posibles por un empresario de 32 años.

No era sorpresa para él follar con hombres mayores.

Pero había follado con su jefe, no había llegado a casa la noche anterior y no quería ni imaginarse la cantidad de llamadas perdidas que tendría de su madre.

Un escalofrío recorrió su espina, aunque no sabía si era por el temor a su madre o por el dedo que se colaba en su orificio.

Miró hacia el rostro relajado del mayor, era demasiado sexy, su mandíbula marcada, sus labios gruesos, nariz pequeña, ojos potentes, cejas masculinas y ni hablar de ese cabello que lo hacía lucir tan sensual.
No pudo evitar pasear su mirada hacia abajo, felicitándose a sí mismo por todo lo que se había comido la noche anterior.

Pero a pesar de todo tenía miedo, no sabía que pasaría cuando Namjoon despertara, ¿lo correría?

-Buenos días -sus pensamientos fueron interrumpidos cuando la gruesa voz lo sacó de trance

Lo miró a los ojos, sus ojos azules miraron esos ojos casi negros y calculadores, tragó saliva evitando ser ruidoso y por un momento se regañó por haberse tomado la libertad de subirse encima de él sin su permiso.

-Buenos días

-¿Qué tal dormiste? -preguntó apretando los brazos en la cintura pequeña del menor encantado con su belleza una vez más, ahora que lo había probado era más que claro que no lo dejaría ir

-Bastante bien, aunque me siento adolorido

-Cómo no ibas a sentirte así, ayer me dejaste exhausto -rió al notar las mejillas rojas del menor, lo hacían lucir adorable, cualquiera que lo mirara así no se imaginaría el diablillo que era realmente

-¿Tienes hambre? Puedo picar algo de fruta de ayer y prepararte algo si quieres

-La verdad por ahora no -dijo bajando una de sus manos a la entrada del menor volviendo a introducir un dedo notando que seguía dilatado, sin perder el tiempo tomó su duro falo acercándolo a la entrada y comenzando a rozarlo sin introducirlo deleitándose con los pequeños jadeos que Jimin intentaba ocultar en su cuello -¿Puedo?

-Claro que sí -gimió en su oído mientras sentía ese pene adentrándose en él cada vez más profundo

Jimin llevó una de sus manos a uno de sus pezones jugando con la argolla que tenía ahí mientras que su otra mano se dedicaba a revolver los cabellos rubios del mayor.

-Ya muévete -susurró con dificultad, la verdad era que no le dolía como usualmente lo hacía, pero sabía que le dolería después

-Mhm mierda -gimió roncamente Namjoon sintiendo esas paredes calientes y estrechas abrazarlo de nuevo y recibiéndolo como nadie nunca lo había hecho -eres delicioso -comentó dejando besos en su hombro

𝑪𝑼𝑰𝑫𝑨𝑫𝑶𝑹 ❤︎ 𝙽𝙰𝙼𝙼𝙸𝙽 | 𝕥𝕖𝕣𝕞𝕚𝕟𝕒𝕕𝕒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora