Capitulo 2

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Era extraño.

Jimin percibía extraña la forma en la que quería comer.

Porque quería comer de todo y todo lo que no había comido en un mes.

Todo lo que se prohibía, lo quería en ese instante.

Ese día sentía la necesidad de comer más de 5 almendras y un kiwi, no quería su típico desayuno.

Era raro sentir a sus dos partes estar de acuerdo, que las dos le den permiso de comer, y que prácticamente se lo exigieran.

Tenía ansias por hacerlo, por ello, estaba ahí, comiendo, disgustado cada pedazo que hacía a sus papilas gustativas explotarán, provocando a cerebro segregar una abundante cantidad de dopamina.

Y esa era la razón por la que sentía que estaba comiendo los mismos manjares de los Dioses, cuando solo estaba comiendo unos simples panqueques con fruta y una chocolatada.

Pero es que él no había comido eso en tanto tiempo, que, por casi, ya olvidaba su sabor.

De todas formas, hacer eso le gustaba, le fascinaba darle comida a su cuerpo solo cuando este estaba muy cansado y lo sentía desesperado, porque ahí sabia todo maravilloso, ahí notaba el verdadero placer de comer.

En esos momentos comían con devoción.

Además, la misma ansiedad de ese instante, era por la que podía masticar con tranquilidad y tragar sin culpa.

Sin embargo, él sabía que cuando ese estado impulsivo y ansioso, pasara, llegaría de nuevo esa parte a reclamarle lo que había hecho.

Jimin sabía que ese gusto por comer bien, solo cuando sentía que estaba a punto de tocar fondo, se debía a esa parte retorcida de él.

Esa misma que controlaba lo que podía comer, solo que en esos momentos se disfrazaba con un dulzor tan empalagoso y sutil, que lo engañaba para que no viera lo malo y vicioso que era.

Lo sabía, ya se había acostumbrado, por eso, ahora lo que le importaba era comer, ya después se preocuparía por la horrible sensación que venía con ello.

Jimin era consciente del círculo vicioso que tenía.

Comer solo para no llegar al fondo, para poder impulsarse nuevamente hacia la superficie y quedarse ahí esperando a hundirse de nuevo, ya que el miedo de nadar y ahogarse en el intento de llegar a la orilla, era más que el de solo esperar a hundirse.

En este punto, solo esperaba ver cuantas veces lograba volver a subir.

Era un círculo vicioso que tenía ya desde hace un par de años, el mismo que lo mantenía vivo a él y a su parte retorcida.

- Hubiera...comprando comida allí desde antes - limpio con su mano la comisura de su boca.

- Tae eres asqueroso, aquí están las servilletas - le paso con una mueca de disgusto.

- Igual me voy a lavar las manos cuando termine-se encogió de hombros mientras se llevaba a la boca un pedazo de panqueque, del cual estaba a punto de derramarse el jarabe de maple.

- Si, pero no hagas eso - agarro el jarro donde estaba su chocolate caliente, el cual sirvió para que su cuerpo estabilizará su temperatura.

Cuando terminó su chocolatada que era lo único que le quedaba por ingerir, regresó a ver hacia la mesa.

Todos los envases vacaos, de la comida estaban desparramados por todo el largo de la mesa, se veía tanto desastre que parecía que hubieran comprado comida para 5 personas.

Bueno en realidad Tae si había comprado mucha comida, porque no había podido con la emoción al ver todos los platos que ofrecía el lugar, todos le parecían deliciosos, además el hambre que se cargaba por el ejercicio que había hecho, no ayudaba mucho.

Respira 《Yoonmin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora