Amigos y enemigos

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Un nuevo día se anunciaba con el calor y la luz del sol. Más no, no era un día de alegría, era el día uno de la guerra entre las Praderas. Pasados los acontecimientos del día 0, Kion empezó con su plan.

Primero y lo más importante, necesitaban un refugio, donde resguardarse del frio y de los ataques enemigos. El terreno no era muy favorable, una tundra helada, pero no se quedarían mucho tiempo en esa zona.

Tras una pequeñas búsqueda encontraron una cueva que podía soportarlos a ellos, minutos más tarde encontraron otra para nuevos reclutas o una posible enfermería. Teniendo ya un cuartel, Kion, junto con la ayuda de Kovu, repartió loas ocupaciones que tendría cada animal. La mayoría de la antigua Guardia del León junto con otras leonas protegerían el lugar. Otro grupo, comandados dudosamente por Nuka, serian los encargados de traer la comida. Los demás estaban destinados al puesto de guerreros y tendrían que peleas constantemente, claro, si es que había batallas campales. Nadie se quejo del trabajo que les toco, bueno, nadie aparte de Zuri, quien junto con Tiffu y Makini se encajarían de los heridos. La presumida leona no quería tener contacto con sangre ni ven cadáveres, más tubo que aceptar ya que Kiara le hizo ver que ella comía animales muertos con sangre, súmale que Kion la amenazo con darle su pata a Nuka, pues Zuri tubo que aceptar. Más tarde Kovu comento que casar a Zuri con Nuka seria una tortura para el maltrecho león.

Cambiemos de perspectiva dirigiéndonos al Árbol de la Vida, en el cual el día de ayer se anunció que la reina Janna había muerto. Rani tapo todas sus acciones con una muy elaborada historia en la cual uno de los animales forasteros de las Praderas se había infiltrado en el reino y había matado a la reina en el proceso. Esta mañana se le dio la despedida formal a Janna, enterrando a unos pocos metros del Árbol. Todos los habitantes estaban tristes por perder una líder tan amable y justa. Muchos levantaron sus patas en protesta a que se tomara represalia contra los habitantes de las praderas.

-Esperemos que Surak y Nirmala lleguen pronto- se expreso Baliyo.

-Tienen un largo camino que recorrer para llegar a la siguiente entrada, hermanito- dijo Rani mirándolo.

-Vamos, tenemos que planear una defensa contra lo invasores, Surak era el mejor en ámbitos de guerra pero tendremos que encargarnos nosotros mientras ellos viene.

-Esta bien hermana.

Por otra parte, vemos a dos leones adultos descansando. Uno, el macho, herido en una pata, mientras que la hembra busca en los alrededores algo que ayude a curarlo.

-Veamos si con estas ramas y hojas puedo hacerte un cabestrillo- dijo la leona de color café.

-Gracias Nirmala- dijo Surak mientras miraba la cadena montañosa que rodeaba el Árbol de la Vida. Aquel empinada masa de tierra no les permitía volver a su hogar.

-Dime si te duele- dijo la medica mientras apretaba con unas lianas el cabestrillo de Surak.

-AY! Ya para... ya esta bien apretado! Que me duele!- se quejo el león.

-Esta bien, esta bien, deja de lloriquear como un cachorro-  Nirmala rio, mirándole. 

-Bien...

-Voy a ver si consigo algo de comida.

-Segura que no quieres que te ayude?

-No- le miro- Necesitas descansar.

-No me digas que necesito descansar- dijo él- No me gusta mantenerme quieto.

-Y sigues actuando como cachorro- pensó Nirmala- Quédate aquí- le dijo.

Nirmala se alejo de Surak en busca de algo con cual saciar sus apetitos.

La venganza de KionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora