16.

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-Sydney, ¿Te puedo pedir una cosa?

-Claro, Luke.

-No te acostumbres a mí. Ni a lo que tenemos -su mano se tensó un poco. Me miró con el ceño fruncido y la nariz arrugada ligeramente.

-¿Por qué?

-Sólo no quiero que te acostumbres a mi risa, ni a mi manera de actuar, a mi olor, mi temperamento tan inestable, a mis besos, a nuestras conversaciones de media noche, o a que te escuche con atención, a la manera en la que te miro, a mi rabia, a mis celos irracionales ni a reírte inconcientemente de mí. Porque sé que algún día me cansaré o la cagaré, entonces tendré que irme y echarás de menos esas cosas a las que te estás acostumbrando.

Bad //punk l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora