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Toqué la puerta e inmediatamente me arrepentí de haberlo hecho. Metí mis manos a los bolsillos de mi pantalón y fijé mi mirada en mis vans negras. Se escuchó un chirrido, la puerta estaba abierta y al otro lado, Sydney estaba cruzada de brazos mirándome con desaprobación.

-Lo siento -le regalé una sonrisa, demasiado forzada para ser creíble. No soy el chico que pide disculpas, las palabras salen como ácido de mi boca, me quema el solo decirles. Siendo totalmente sinceros, no sabía por qué me disculpaba con ella.

-¿Quieres pasar? -abrió un poco más la puerta, asentí y ella se quitó por completo. Se contoneó hasta llegar al sillón y hubiera no seguirle con la mirada al trasero. Se giró hacia mí y puso sus manos sobre mi pecho-. Una tus manos y mi tiempo libre... -sonreí, porque sabía a lo que ella se refería. Sexo. Muchísimas cosas pasaron por mi mente: la primera es que jamás pensé que Sydney fuera este tipo de chica. La segunda es que jamás pensé que estaría en esta situación con ella. Y así, sucesivamente. Pero lo único que pude hacer fue inclinarme hacia ella y poner mis manos en su cadera, meter mi lengua en su boca y presionar su abdomen contra el mío. Un pequeño gemido se quería escapar de su boca, pero no lo consiguió porque seguíamos besándonos. Nos separamos y tomé su muñeca, corrí hasta las escaleras con ella pisándome los talones. Subímos lo más rápido que pudimos y me tuve que quedar parado frente a las puertas que había en el pasillo, ella rió y abrió una, su cuarto era inmenso. Y su cama aún más. Antes de que pudiera hacer algún comentario, ella ya se había lanzado a mí literalmente. La atrapé como pude, ella envolvió sus piernas en mis caderas y comenzó a besar mi cuello. A pesar de que ya varias chicas hubieran hecho eso, me estremeció su contacto. Casi pierdo el balance y caigo al piso. Por lo que decidí ir a la cama, de una vez por todas. La acosté sobre esta con cuidado, no era una bestia... por completo. Sonreí y subí a la cama, me senté a horcadas encima de ella cuidando de no poner todo mi peso en su cuerpo. Quité su corta camiseta, era rosa y tenía un estampado "Brave". Su sostén era negro, sus pechos voluminosos pedían a gritos salir del sujetador.

-Tienes un rostro que parece salido de revista, una linda cara y algo sucia... -ella rió ante mi comentario. Me acerqué a su cuello y dejé un pequeño chupetón. Sólo para un recuerdo. Lo siguiente fue quitar su falda con estampado al estilo leopardo. Al empezar a deslizar la tela por sus piernas, se movió instantáneamente, como si mi tacto le estremeciera. Al parecer no era el único que sentía eso. Acaricié su abdomen desnudo. Mierda, es preciosa. Bajé un poco y quité sus zapatos al igual que sus calcetines. Después, quité mi camiseta. Mi cabello quedó deshecho seguramente. Pasé a quitarme los pantalones. Y sólo había tres prendas que nos separaban: su sujetador y sus bragas, y mis bóxers. Me recosté sobre ella y mordí delicadamente el lóbulo de su oreja. Ella no se quedó atrás, y comenzó a frotarse contra mi miebro, ya erecto. Guié una de mis manos hacia su seno derecho, lo apreté fuertemente y ella comenzó a soltar pequeños "ah" que eran como música para mis oídos. Recorrí nuevamente su vientre desnudo con extremo placer, su piel era suave y delicada... perfecta, hasta llegar a su "monte de Venus", por encima de sus finas y delgadas bragas. Seguí mi recorrido con mi dedo hasta su clítoris, en el cual me detuve. Corrí la delgada tela, pudí sentir su húmeda carne. Y sin pensármelo dos veces, comencé a hacer delicados movimientos en su feminidad. Sus piernas comenzaron a temblar poco a poco, y sus manos se aferraban fuertemente de mis brazos, podía imaginarme que en este momento su ceño estaba fruncido. No la estaba viendo del todo, seguía embobado admirando sus pechos. Sus labios comenzaron a soltar jadeo tras jadeo. Mis dedos comenzaban a mojarse cada vez más, ¿Y para qué mentir? Quería probarla. Abrió sus piernas todo lo que pudo, y al fin quité por completo la tela que aún nos dividía. Pegué mis labios a su feminidad, para luego abrirlos lentamente y darle paso a mi lengua a explorar cada parte de ella. Sus manos tomaron con fuerza mi cabello, tirando de él levemente, sin causarme dolor alguno. Mis labios comenzaron a humedecerse aún más. Y en ese momento, escuché una voz débil exclamar:

-Luke... me, me corro -murmuró Sydney, haciendo saber que siguiera. Mi boca se llenó por completo con su "néctar", lo cual hizo que una sonrisa se escapara de mis labios.

Sus manos fueron directamente al borde de mis bóxers, tiró de él con desisión y lo deslizó por mis piernas, dejando a su vista mi miembro erecto. Por alguna extraña razón, me dio algo de pena, pensé durante un segundo qué estaría pensando ella. Un presentimiento me dijo que ella no me lo chuparía. Y supe que tenía razón cuando lo tomó entre su mano y lo guió hasta su feminidad. Con una sola embestida, la penetré, un gemido salió de los labios de ambos. Aceleré un poco las penetraciones, era bastante estrecha. Luego de varias estocadas contínuas, volvió a hablar:

-Más rápido, Luke... más -mantenía sus delicadas manos en mi espalda y de vez en cuando arañaba con fuerza. Y como buen caballero que soy, hice lo que pidió y aceleré las estocadas. Más gemidos escapaban de su boca, y hubieran salido de los míos si no hubiera mordido mi labio inferior. Continuamos así un poco más, hasta que prácticamente Sydney gritó, haciéndome saber que ya había llegado. Detrás de ella, me corrí yo. Fuera de ella, porque no había usado condón, pendejo. Solté un fuerte gemido de placer, no sólo porque había conseguido lo que quería sino que había sido con la persona que sentía podía ser mucho para mí. Ella se levantó y reí al ver que aún tenía el sujetador puesto. Ella lo notó y sus mejillas se coloraron, llevé mi mano hacia su mejilla y la acaricié.

-Acabo de ofrecerte un pedazo de mi vida en forma de sexo bestial... -ella asintió y juntó su frente a la mía. Después, me besó dulcemente. Y pasó a mi cuello, comenzó a succionarlo, tendría chupetones sí o sí. Me recosté en su cama finalmente, ella se acurrucó encima mío. Dejaba pequeños besos húmedos en mi abdomen. Y esto se sentía como el cielo.

(gracias Lara, por escribir esto, chau Te amo.)

Bad //punk l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora