Chifuyu despertó y se sentó en la cama de un sobresalto. Su respiración estaba agitada y su cuerpo lleno de sudor frío, sus mejillas estaban húmedas, ¿Había estado llorando?
Y luego comenzó a recordar. Recordó con sumo detalle su horrible pesadilla, se había sentido tan real que incluso juró tener miedo de que haya sido un recuerdo en vez de una pesadilla, así que no perdió más tiempo y decidió ir a corroborar.
Quitó las sábanas de encima de sus piernas y salió de su habitación hacia la sala, siquiera había considerado que era más de media noche y hacía frío, por lo que salió sin abrigo y en patas, lo bueno era que Baji vivía a solo tres puertas de su hogar.
Salió de su casa siendo lo más rápido y silencioso que pudo, y cuando estuvo en el pasillo, echó a correr con el corazón en la boca hacia la puerta de su mejor amigo para comenzar a golpear sin piedad. Sabía que la madre del pelinegro aún trabajaba y poco le importaban los vecinos, así que ni se molestó en hacer silencio, si no era ruidoso Baji no iba a escucharlo y no le abriría la puerta.
Gracias al cielo eso no pasó, pues Baji le abrió la puerta con la peor cara que tenía, estaba completamente enfadado con quién sea que le haya interrumpido el sueño. O eso quiso creer. Porque cuando vio la delgada figura de Chifuyu frente a él, al borde del llanto y temblando (esperaba que por frío), el enfado se le esfumó de golpe.
—¿Chifuyu? ¿Qué pasa? —Tomó su rostro con cuidado cuando las lágrimas comenzaron a caer de las mejillas del rubio— ¿Por qué lloras? ¿Quién te está molestando? —Frunció el ceño, limpiándole las lágrimas con los pulgares y recibiendo gustoso el abrazo del menor.
—Nadie, sólo... creo que tuve una pesadilla —Sobrió su nariz— ¿Me dejas quedarme?
—Mi casa es tu casa, pequeño —Le sonrió y lo dejó pasar para poder cerrar la puerta. Ese apodo le supo amargo al rubio— ¿Tan mala fue la pesadilla? Vamos a mi cuarto y me cuentas. Necesito una buena razón para tener que abrirte la puerta por eso y a estas horas —Dijo medio en broma, medio en no broma.
Baji posó su mano en la espalda baja del rubio y lo guió hasta su cuarto a pesar de que éste ya sabía dónde se encontraba.
Se acostaron en la cama, se taparon hasta el pecho y Chifuyu se las arregló para aferrarse a Baji igual que en su sueño, con fuerza, pidiendo mudamente que no lo dejara nunca. El mayor correspondió un tanto confundido.
Chifuyu comenzó a relatar su pesadilla con detalles incluidos (aunque saltándose la parte de la declaración de amor), todo lo que pasaba por su mente lo decía y con el mismo dolor que antes, como si sintiese que lo volvía a vivir a carne viva. De a ratos clavaba involuntariamente las uñas en la espalda descubierta de Baji, puesto que no llevaba camiseta, y éste lo dejaba aunque le dolía, sabía que lo necesitaba.
—Estaba tan asustado y- y lastimado —Sollozó— Se sintió tan real que... no sé, por un momento creí que lo fue.
—Bueno, pero ya puedes estar tranquilo, estoy aquí —Chifuyu sintió un escalofrío al verlo sonreír, un flashback de la sangre cayendo de su boca pasó por su mente y lo proyectó en la realidad por la mitad de un segundo— No voy a dejarte. Así que ahora duerme, es tarde y mañana hay que madrugar.
El rubio asintió y se acurrucó junto al cuerpo a su lado. Se sentía extraño, tal vez la pesadilla lo afectó demasiado.
—Baji-San... —Lo llamó, Baji hizo un sonido con su garganta indicandole que aún no se había dormido pero que más le valía decir rápido lo que tenía para preguntarle porque pronto lo haría— ¿Mañana podemos comer peyoung yakisoba? Juntos.
—¿Hm? De acuerdo —Exhaló por la nariz, cosa que removió los cabellos rubios de Chifuyu y le dieron algunas cosquillas— ¿Pero por qué de repente? ¿Por la pesadilla? Te dije que no voy a irme a ningún lado, es más, mañana estaré aquí acostado junto a ti hasta que te despiertes. Y si quieres podemos faltar a clases, mi madre no llega hasta la noche.
—¿De verdad? ¿Prometes no levantarte siquiera si estoy dormido aún?
—Lo prometo. Si me levanto antes te despertaré y así podremos comer peyoung yakisoba, mitad para cada uno, como siempre hacemos, ¿Verdad? —Sonrió nuevamente, acariciando la cintura de Chifuyu con el brazo que estaba en ella.
Por alguna razón esa sensación le brindó calidez y algo más, pero su corazón no dejaba de latir embelesado. Estar entre los brazos de Baji se sentía como estar en casa, podría llegar a decir que es su lugar favorito en el mundo, donde se sentía invensible y sus miedos no llegaban ni a rozarle los talones; pero esa sensación de calidez no se sintió como siempre, las manos de Baji estaban algo ásperas, tal vez por lo mucho que usa los puños cuando se mete en peleas.
—Sí, como siempre hacemos... Descansa, Baji-San.
—Dulces sueños, Chifuyu.
Y Chifuyu pudo volver a dormir, no diría que en paz, pero al menos con la certeza de que Baji aún estaba ahí, junto a él, y había prometido no irse, no dejarle. Él juró en su pesadilla creer fielmente en Baji si le decía que podrían seguir juntos. Se sentía tan a gusto que creyó haberse dormido a penas apoyar la cabeza contra la almohada.
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Dulce Sueño {Bajifuyu}
Fanfic« Por favor no me dejes... te necesito aquí, junto a mi » ❆Baji Keisuke × Chifuyu Matsuno (Tokyo Revengers) ❆Homosexual ❆Three-Shot (intento de Angst)