AGRADECIMIENTO

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"Mierda, otra vez no me queda sal" gruñes al comprobar que de entre todos los botes que tenías en la repisa de la cocina el que más falta te hace ahora mismo está vacío. Te masajeas ambos lados de la cabeza con los dedos intentando pensar. No te daba tiempo de ir al supermercado a por ella pero tampoco podías dejarlo estar. La comida era para tu hermano que estaba a punto de llegar de trabajar y no querías que se quejara por el sabor. Te habías prometido demostrarle que sabías lo que hacías y que no todo acabaría como la última vez que intentaste cocinar.

Das un par de vueltas a la sala intentando encontrar una solución y de repente se te ocurre la idea de llamar a tu hermano y pedirle que se pase por la tienda él antes a por la sal. Tu sonrisa de satisfacción dura lo mismo que tarda el contestador de voz en saltar y confirmarte que el número al que llamas está apagado o fuera de cobertura.

"Siempre con el puto teléfono sin batería" te pasas la mano por el cabello que llevas atado en un moño mal hecho.

"Y ahora que hago" ya te estás poniendo de los nervios. Pero una idea pasa por tu mente: ir a pedirle sal a tus vecinos de enfrente.

"No, definitivamente no" intentas apartar de tu cabeza rápido ese plan. Prefieres morirte a tener que ir a junto de ellos. No es que sean malas personas, de hecho son muy educados y uno de ellos siempre está sonriendo. Pero simplemente te mueres de vergüenza cada vez que los ves. Ya eres una persona bastante insegura de por sí, pero cuando te encuentras con ellos en el ascensor o en las escaleras sientes algo dentro de ti que te obliga a bajar la cabeza y mirar fijamente para el suelo. Aunque siempre que puedes, mientras ellos no se dan cuenta, te gusta observar sus rasgos.

A pesar de ser gemelos, son muy diferentes el uno del otro.

Uno de ellos, Smiley, tiene el pelo color melocotón y siempre te muestra la mejor de sus sonrisas, aunque piensas que lo hace con todo el mundo, ya que no parece que haya nada que altere su expresión. Algo que te sorprende por lo mucho que te cuesta a ti mantenerte estable. Y algo que también te inquieta debido a lo difícil que resulta de leer.

El otro, Angry, tiene el pelo azul claro y una expresión de enfado constante. Y de los dos, es el que más llama tu atención. Porque a pesar de mantener esa apariencia de mal humor, es el que más ternura te da. Lo has visto varias veces desde la distancia y te has dado cuenta de lo mucho que se preocupa por su hermano y lo poco que le gusta discutir y meterse en problemas, algo que no parece si solo te dejas llevar por su apariencia. Y eso te gusta. Te gusta la gente que cuando la conoces no es lo que pensabas y te sorprende, quizás porque estás acostumbrada a que eso pase contigo. No lo sabes, pero no puedes evitar que tus pensamientos se dirijan hacia el chico constantemente.

"Bueno, igual solo está Smiley en casa" barajaste la posibilidad por unos minutos, ya que en el fondo de tu corazón querías ir. Querías intercambiar más de 2 palabras con ellos, ver como las venas que se le marcan a Angry en la frente se relajan al hablar contigo. Pero tu barriga dolía solo de pensar en tener que enfrentarte a ellos.

"¿Qué cojones?" Bufaste "solo voy a por puta sal, deja de ser una cobarde" coges las llaves y sales por la puerta o suficientemente rápido como para impedir que cambies de idea.

Y ahí estás. Puedes leer delante de ti la placa en la puerta que indica que ahí viven los hermanos Kawata. Apoyas tu espalda contra la puerta y suspiras. El arranque de seguridad que habías tenido unos minutos atrás se había ido. Pero ese dolor de estomago e inquietud que sentías se transforma en curiosidad. Curiosidad que te empuja a acercarte a la puerta y petar.

A pesar de lo muy nerviosa que estás, no te da tiempo a pensar en una retirada debido a que la puerta se abre ante ti a los pocos segundos, dejándote ver una sonrisa.

"Pero bueno si es la vecina de enfrente" uno de sus brazos se sujeta a la puerta mientras apoya sobre él el peso de su cuerpo. "¿Necesitas algo o sólo querías verme?".

Tu cerebro se bloquea durante unos segundos mientras el color asciende a tu cara. Te obligas a ti misma a dar una respuesta con cordura pero no sirve de mucho.

"Em.. y-yo..."

"¿Tú...?" se acerca de manera que ya se encuentra en el marco de la puerta, con esa expresión imperturbable, que a pesar de parecer de felicidad, notas que esconde algo más por la manera en la que se está dirigiendo a ti.

"Yo... quería saber si podías darme un poco de sal" carraspeas mientras miras al suelo avergonzada.

"Sal?" su sonrisa parece agrandarse si es que eso es posible." Claro, espera un momento que voy a por ella".

Suspiras al ver cómo sus pies se alejan de donde estás tú para introducirse dentro de su casa. Por fin puedes levantar la vista e intentas relajarte. Ya está. Fuiste capaz de pedir lo que necesitabas y no pasó nada malo. Eso te aporta un poco de fuerza. Estabas orgullosa de haber vencido a la timidez. Aunque también es verdad que era porque el que te había abierto la puerta no era él.

"Toma, espero que esto sea suficiente". Smiley aparece por la puerta de nuevo con un bote de plástico relleno.

"Es...es más de lo que necesito" sonríes ahora algo más aliviada. "Gracias de verdad".

"No me des las gracias" te dice mientras pone el bote en tus manos.

"Bueno, pues entonces me voy" dices mientras giras sobre tus talones para volver a tu piso y poder felicitarte a ti misma sobre el suceso, pero su mano se cierra sobre tu muñeca, tirando de ti para que no te gires.

"Dije que no me dieras las gracias" su cuerpo se acerca al tuyo hasta el punto en el que tu corazón empieza a latir. "pero eso no significa que no me lo tengas que agradecer de otra manera". 

un poco de sal [Angry/SmileyxReader +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora