sonríe

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"¿Q-Qué?" dices con un hilo de voz no solo al sentir su fuerte agarre sino al escuchar esas palabras que más que sorprenderte te habían calentado. Miles de pensamientos corren desenfrenados por tu cabeza y la mayoría de ellos te avergonzaría decirlos en alto. Pero lo que más te asusta es el hecho de tenerlos. No eres una persona muy activa sexualmente que digamos y tampoco es que el sexo sea algo que eches de menos. Tus experiencias han sido pocas y bastante insatisfactorias, por lo que al final solo te queda darte placer a ti misma de vez en cuando, sin necesidad de que nadie te ayude a ello. Pero el hecho de pensar en Smiley diciéndote esa frase te había excitado.

"Acompáñame dentro" aunque sonaba a petición realmente él te seguía agarrando por la muñeca mientras se introducía en su piso.

"¿C-Cómo quieres que te lo agradezca?" preguntas nerviosa intentando mantener la compostura y dejar de tener ideas fantasiosas en tu cabeza. Seguramente quiera que le des dinero o que le ayudes con algo. No sabes por qué estás teniendo todos esos pensamientos que no eran comunes en ti.

Smiley deja escapar una risa que solo te inquieta más. Te había llevado hasta su salón.

El chico decide arrastrar una silla para sentarse de mala manera en ella, con las piernas abiertas, y apoyando sus codos sobre ellas, para a continuación sostener su cabeza con sus manos.
Te mira fijamente con algo de curiosidad.

"Puedes sentarte ahí" señala el sofá que se encuentra enfrente de él. "Tranquila, que no te voy a hacer nada" suena sincero y eso, para tu sorpresa, te produce desazón.

"¿Por qué cojones estás actuando así?" te preguntas a ti misma. "La culpa es tuya por imaginarte tonterías. Necesitas follar amiga" piensas mientras dejas escapar un pequeño suspiro al tomar asiento donde el te había señalado.

Intentas mantener tu mirada con la suya pero te resulta muy complicado, así que decides pasear tu vista por los pocos muebles que acompañan a la sala.

"¿Te pongo nerviosa?" pregunta sin apartar sus ojos de ti. Parece que está atento a cada uno de tus movimientos y eso solo hace que cada vez que te cueste más mantener la compostura.

"Em...bueno" tragas saliva. "Es que no sé qué quieres que haga" la última palabra más bien es un susurro. Tienes las mejillas rojas y notas mucho calor en tu cara. Y la risa que se le escapa al chico no ayuda.

"Nada mujer. Solo que me hagas compañía un rato"

Levantas la mirada para intentar analizar su rostro, pero no notas nada diferente. Sigue siendo tan difícil de leer como siempre. Intentas relajarte y te insultas internamente. Habías dejado que tus pensamientos te inundaran, explorando ideas bastante vergonzosas para reconocerlas. Eras una idiota. Pensabas que ese chico te iba a pedir tener algo. Solo por haberle pedido sal. Solo porque sentiste algo.

Suspiras. Demasiado tiempo sin sexo y sin contacto humano. Tampoco es que sea tu culpa. Prefieres no estar con nadie a tener que pasar el rato con alguien con el que ni disfrutas ni estás cómoda. Además de que te resulta muy difícil sentir atracción por alguien por todo ello.

Pero con Smiley era distinto. Cuando te encontrabas con él sentías algo dentro de ti. Aunque no era tan fuerte como cuando te coincidías con su hermano en el ascensor. En esos momentos, una corriente te atravesaba de cabeza a pies y sentías una gran tensión en la parte baja de tu barriga. Una tensión tan fuerte que necesitabas liberarte nada más llegar a casa, con la imagen de peliazul en tu mente. Aunque siempre que terminabas te sentías sucia, tampoco era algo que pudieras evitar. A veces te ponías a reflexionar en qué pensaría tu vecino si supiera que te tocabas acordándote de su expresión de enfado, de sus grandes manos y de la manera en la que mira a la gente que le habla mal a su hermano. ¿Le repugnaría? ¿Pensaría que eres una acosadora? ¿O quizás le gustaría? Quizás así te empezara a ver de otra manera... Pero rápidamente despechabas esa idea de tu cabeza por vergüenza.

"¿No quieres pasar el rato conmigo?" su voz interrumpe tus pensamientos. Te habías dejado llevar de nuevo por ellos. Ahora está de pie y más cerca de ti. Se había levantado mientras divagabas.

Intentas ser tú la que levanta la cabeza para poder observarle pero su mano es mucho más rápida y cuando menos te das cuenta se encuentra sujetando tu barbilla obligándote a mirarle a esos ojos que ya no están cerrados debido a su gran sonrisa. Esta última tampoco existe. Es la primera vez que lo ves así. Y en vez de miedo lo que sientes es una presión mucho más grande en tu parte baja.

Su cara esta a centímetros de la tuya. Notas su respiración en la tuya, y como lentamente aprieta tu barbilla hacia arriba indicándote con ello que te levantes, a lo que automáticamente obedeces.

"Buena chica" tu estomago se revuelve y nace en ti las ganas de apretar las piernas para calmar la sensación que estás sintiendo. ¿Cómo es posible que con solo dos palabras ya estés así? Te avergüenzas de ti misma. "Pero te pregunté si no querías pasar el rato conmigo. ¿No sabías que es de mala educación no responder?"

Con los ojos fijos en ti y cada vez más cerca, sientes como te aprisiona lentamente contra la pared que tienes detrás. Coloca ambas manos contra ella dejándote prácticamente sin espacio y acorralada entre su cuerpo y la pared.

"E-Em... yo..." pero antes de que puedas responder a su pregunta a la que tampoco tenías una respuesta clara , escuchas como una puerta se cierra. Y unos pasos.

"¿Qué se supone que estás haciendo con ella?"

Cuando le viste te quedaste en blanco. Tu cerebro llevaba un par de minutos yendo algo lento pero en este momento dejó de funcionar por completo.

La cara de Angry tenía marcadas más venas que de costumbre y sus ojos estaban muy abiertos. Paralizado en el marco de la puerta te mira con rabia.

"Pero bueno hermanito, bienvenido a casa". Smiley no cambia su postura, ni siquiera deja de tener su cara a escasos centímetros de la tuya. "Nuestra bonita vecina vino a pedirme un poco de sal y estaba a punto de compensarme".

"Aléjate de ella". Su tono de voz es muy distinto al que utiliza siempre. Normalmente es calmado, e incluso, a tus oídos, algo dulce. Pero esta vez tiene un tinte distinto. Y no parece enfado lo que refleja.

"¿Por qué parece asustado?" es el primer pensamiento coherente que tienes. Rápidamente decides que es el momento adecuado para soltarte del agarre de Smiley, y aprovechas su despiste al responder para pasar por debajo de sus brazos.

"Creo que me debería de ir" dices atropelladamente mientras te diriges a la puerta en la que se encuentra Angry con la esperanza de que este te deje marchar sin someterte a ningún tipo de pregunta. Es algo que tienen que hablar entre ellos. Él es amable y no querría que pasaras un mal rato y estuvieras incómoda.

Pero parece que tu idea estaba algo equivocada. Angry no se mueve de donde está.

"Para" su voz es autoritaria y tu cuerpo se queda completamente quieto. "Dirígete a la habitación del fondo".

"¿Qué?" murmuras intentando comprender su expresión.

"Tengo que hablar con mi hermano, pero..." se acerca a ti, no tanto como Smiley, pero lo suficiente como para que tu respiración se vuelva dificultosa. "La sal es de ambos. Sería un poco injusto que solo se la pagaras a él, ¿no?"

Y de repente, hace algo inesperado y que nunca habías presenciado, pero que encoge tu corazón.

Sonríe.

un poco de sal [Angry/SmileyxReader +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora