Capítulo 1.

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~Blue.~

Mi nombre es Scarlett Yukimura, tengo 16 años y vivo con mi tía tras la muerte de mis padres. Mi cabello es negro y lacio, mis ojos son marrones, mido 160 cm y estoy estudiando en la escuela media.

(Esto es solo una idea del oc, puedes ajustarlo a tu persona y comodidad.)

-¡Scarlett!. -El grito agudo y chillón de mi tía resonó por mis odios despertándome del buen sueño que tenía, nada en especial, solo algo vacío que me dejaba dormir con tranquilidad. -¡Joder! ¡¿No piensas levantarte de la cama?! ¡Eres igual a tu madre!.

-¡Enseguida bajo!. -Abrí los ojos y los froté despabilandome para quedarme unos breves minutos mirando el techo sucio y mohoso mientras pensaba en las palabras de la mujer corpulenta que guardaba en la sala; "Eres igual a tu madre". Me fastidiba qué hablara sobre ella cuándo ni siquiera se atrevió a conocerla.

Quité las cobijas de encima mío, me levanté e hice rápidamente la cama, desde que llegué a la vivienda del único familiar que tenía las cosas no pueden ir peor, gritos, regaños, golpes... Algunas veces trate de defenderme y enfrentarme al abuso de esa mujer, sin embargo me retuve al tener constantes amenazas y advertencias sobre mandarme a un orfanato. Después de todo ella era la única persona que quedaba en mi familia.

-¡Niña, mueve el trasero y apúrate!. -Un chillido provocado por los trastes de unicel hizo que hiciera una mueca de disgusto. -¡No tengo todo el día!.

Mi habitación es algo pequeña, en realidad era el ático sucio y viejo de la casa pero no me molestaba para nada, mi cama se encontraba en el centro de la habitación frente a una ventana, una mesa de noche a un costado de la cómoda, un armario en el lado izquierdo y un pequeño escritorio.

Saqué el uniforme escolar para después bajar a darme una ducha rapida, en cuanto termine regresé a la habitación para cambiarme y secar mi cabello el cual deje sin peinar, no era un gran problema puesto que era muy lacio y no se notaría que no lo cepille, una vez termine guarde mis libretas en la mochila colgandola sobre mis hombros para bajar a la cocina donde se encontraba la rubia, estaba molesta y murmuraba cosas inaudibles.

No la culpaba, su carácter era una mierda pero perdió a sus dos hijos junto a su esposo quedando viuda y sola, mi padre decía que por eso era así y que debíamos empatizar con ella.

-Estoy lista. -Le avisé mientras tomaba una manzana y una botella con agua.

-Eres una tortuga, te deje el dinero en la mesa para que vayas a pagar los servicios. -Señalo el comedor donde divisé el sobre de dinero mientras asentía.

-Gracias, uhmm... ¿Llegarás a dormir está noche?. -La mire de reojo mientras me acercaba a recoger el sobre para dejarlo dentro de mi maleta junto a la manzana y mi botella de agua.

-No lo creo, después de todo tengo que trabajar horas extras para mantener a una inútil como tú. -Me dio una vista rápida con desaprobación a la vez que tomaba su bolsa de forma agresiva.

-Lo siento. -Agache la cabeza juntando mis labios con fuerza, me acostumbré a sus insultos pero aún me hacían sentir mal.

-Como sea, me largo. -Me quedé quieta en mi lugar hasta que escuche la puerta cerrarse fuertemente, respire profundo para imitar su acción y salir de casa, era una mañana fresca, no hacia mucho calor y eso me alegraba por completo, saqué mi celular junto a mis audífonos para escuchar algo de música en el trayecto al colegio y que este mismo no se hiciera aburrido.

Me detuve en uno de los semáforos que indicaban el tránsito de los vehículos, a unos cuantos metros de mi pude ver cómo dos motocicletas se detuvieron cuando la luz cambio a rojo, miré atenta a los chicos que las conducían, uno estaba sonriendo ampliamente, su cabello era de un color durazno y rizado, el otro tenía el mismo tipo de cabello solo que de un color azul claro y se veía molesto.

𝑪𝒐𝒕𝒕𝒐𝒏 𝑪𝒂𝒏𝒅𝒚 (𝐒𝐨𝐮𝐭𝐚 𝐊𝐚𝐰𝐚𝐭𝐚 𝐱 𝐥𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora