Capítulo 4: "Laberinto de sentimientos"

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Mi cuarto era como mi guarida, mi "Baticueva", mientras que muchos se molestaban cuando sus madres los mandaban a sus cuartos cuando los regañaban, conmigo era mucho diferente ya que el mejor lugar del mundo para mí era mi cuarto.

Como seguro recuerdan yo tenía la entrada del concierto de Mya, y tenía que hallar una manera rápida de entregársela y solo tenía unas 20 horas para hacerlo porque el concierto era a las 6 de la tarde.

Mi mente estaba en un laberinto, y no sabía cómo encontrar una solución para este problema, Mya era nueva en esta ciudad así que muy poca gente la conocía y en la escuela era igual.

Llamé a Paolo a su casa para pedirle algo de ayuda, pero para empeorar mi suerte nadie cogió el teléfono, al parecer salió con sus padres o fueron para casa de su abuela a pasarse el fin de semana, esto era algo que acostumbraba hacer muy a menudo con su familia. Mi último recurso de ayuda era Teo, pero él no tenía teléfono en casa y fue cuando me di cuenta que algo.

Tuve la solución siempre delante de mis ojos y nunca me di cuenta, Teo Teito Teo, él era la clave para hacerle llegar a Mya su entrada y con suerte lo podía lograr a tiempo. Hagamos un TBT, Teo es "amigo" de Jessica y gracias a ese conecto fue que obtuve el nombre de Mya y Jessica es amiga de Mya al igual que Amanda y según lo que me dijo ella eran sus únicas amigas, así que algunas de ellas deben de saber dónde vive Mya o donde puedo encontrarla. Solo tengo que buscar a Teo y rezar para que él sepa donde vive Jessica.

Vieron chicos ¿soy o no un buen detective? Creo que ya puedo irme a dormir medio tranquilo, tanto pensar da sueño y me lo merezco por mi buen trabajo y mañana será un largo día. Esa noche a pesar de no haber faltado el sueño pasé algo de trabajo para dormirme, creo que fue por la tensión de saber de lo que me esperaba al día siguiente y porque aún estaba molesto conmigo mismo, literal la culpa de todo esto la tenía yo si solamente me hubiera aguantado mi curiosidad ¡maldito beso!, pero al final terminé quedándome dormido.

Mis ojos se abrieron al sentir los rayos de sol que entraban por mi ventana golpeando mi rostro. Aún soñoliento miré el reloj de pared y ya eran la 8:05 de la mañana, me senté en la cama mirando a la nada, asimilando el día que me esperaba y me levanté. Me estiré un poco y fui hacia el baño para mi aseo matutino. Después de haberme alistado para comenzar mi día, fui para la cocina, ninguno de mis padres estaba en casa y mi madre me había dejado una nota en la mesa que decía que el desayuno estaba en el microondas. Obvié el hecho de tener un desayuno en el micro y solo me conformé con algo de jugo.

Cogí el juego de llaves que quedaba encima de la mesa y con la entrada de Mya en mi bolsillo salí para casa de Teo. Teo vivía algo lejos de mi casa, así que tenía que tomar el autobús para llegar lo más rápido posible. Ir a pie no era una opción en la cual al menos podía pensar ya que no me gustaba la idea de llegar medio muerto a su casa.

El autobús se tardó unos 15 minutos en llegar y a pesar de mi relativo apuro no tuve otra opción que esperar, ahora es que empezaba la travesía y aún quedaban unos 45 minutos de viaje.

Fui todo el camino con mi cabeza puesta en la ventanilla y escuchando música en mi iPod, había una señora muy rara sentada a mi lado que parecía que hablaba sola, o puede que hablara conmigo, pero como tenía mis audífonos puestos y estaba concentrado mirando el paisaje la señora quedó algo ignorada por mí. Ya eran más de las 9 de la mañana y mi parada se acercaba, nunca había visto tan largo aquel recorrido como en ese día.

A eso de las 9:35 am llegó el autobús a mi parada, después de desmontarme tuve que caminar algunas cuadras, Teo vivía en un barrio periférico y no de los que tienen buena fama. Cuando llegué a su casa aún estaba dormido así que tuve que gritarle varias veces para que me abriera la puerta.

El diario de mis desamoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora