Recuerdos de conquista IX

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RECUERDOS DE CONQUISTA IX

La rubia se mantenía acurrucada entre la oscuridad de su habitación y la insistencia de su padre al hablar del "porque" es que estaba tan triste. Si Lisa tuviese que confesar cual ha sido el peor día de su vida, era buen momento para decirle al mundo que estaba pasando por un corazón roto. ¿Tan feo se sentía el rechazo? Lalisa ya podía confirmarlo.

La imagen de su ya no conejito llegaba a su mente, el como sus bonitos ojos se mojaban de lagrimitas mientras parecía querer huir de ella. Esa expresión en el rostro del pelinegro ha sido una de las experiencias más dolorosas que ella ha sufrido. Ni siquiera cuando la vacunaron por primera vez hizo tanto drama como ahora, y eso que su fobia hacia las agujas eran otro nivel para la bonita chica.

– Mi corazón. – un hombre rubio se asomó ligeramente sobre la puerta blanca de la habitación de su hija.

– ¿Puedo entrar?. – su padre pregunto al ver como el cuerpo de su hija estaba completamente envuelto en su esponjoso cobertor. – Esto parece una cueva. – intentó animar el hombre al no recibir respuesta de su hija. La habitación estaba en completa oscuridad aun cuando no fuese tan tarde. El hombre había visto como su pequeño retoño ha corrido hasta su habitación con lágrimas resbalar en su pequeño rostro.

– Pa...- sorbió la nariz la rubia. – No quiero hablar, so-lo quiero es-tar sola. – intentó explicar Lalisa.

–Pero Florecita, te vas a secar si sigues derramando tantitas de lágrimas. – tomando asiento a su lado, el hombre miró el rostro decaído de su bebé. Jamás ha visto a su hija en esa situación.

– Nunca es bueno quedarse con las cosas atoradas en la garganta, la comunicación siempre es mejor. ¿no lo crees bebé?. – pasando el brazo sobre el hombro de su retoño. La rubia le dio la razón, sentía que ella podía morir ya que su corazón no existía en ese momento. – Respira...- le animó su progenitor.

– Estamos en la misma situación cuando tuvimos que decirte que  perdimos al "señor bigotes", tu hámster . – Lalisa le miró rápidamente.

– Ustedes me dijeron que él había regresado con su familia del campo. – el señor Manoban abrió los ojos. Lo ha arruinado.

– Ah, bueno, veraz...- carraspeó la garganta sin saber que decir. Los ojos de Lalisa estaban  abiertos por la sorpresa. Enterarse sobre la primera mentira de su niñez había sido descubierta en un momento no tan prudente.

– ¡A quien mato!. – la puerta blanca se azotó para dejar ver a su madre entrar totalmente furiosa y un tanto preocupada por el mensaje que ha recibido de su esposo.

Meredith había dejado una reunión muy importante con unos inversionistas extranjeros cuando leyó el mensaje de su esposo. Nadie hacia llorar a su bebé, ningún Manoban lloraría por algún clacuache mal amarrado. Si es que esa fuese la razón

– Tengo lista las antorchas – Marcos le miró un tanto sorprendido al ver la rapidez con la que ha llegado su mujer. "La familia es primero" ese es el lema de los Manoban.

– No es nada ma'. – Lisa intentó limpiar sus lagrimitas.

– ¿De nuevo se nos perdió algún Hámster? – se acercó cuidadosamente a su esposo para susurrarle.

– Lalisa no tiene mascotas desde los 18 años, Meredith. – la castaña asintió ante la explicación de su esposo. Si no era un animal, ¿entonces que era lo que tenía tan mal a su hijita?

– Bebé...- dio una respiración profunda para controlar su temperamento. – Sabes que puedes confiar en nosotros. Por favor, dinos por qué lloras ... - ambos padres rodearon la silueta de su hija para transmitirle seguridad.

–Mi conejito no me qui-ere. –

– Perfecto, ese conejo que ha hecho llorar a mi bebé, ¡me las pagará!– se levantó  del colchón la mayor – Haremos asado de conejo, le diré al chef –

–  Meredithh...–  la mencionada solo miró a su esposo hacerle señas  de sentarse nuevamente. La mujer captó que eso no era el mensaje.

– ¿Quieres conejos?, te compro 20 mi amor, es más, te regalo una camada completa. – su madre rápidamente intentó animarla, pero Lalisa negó llorando con mayor intensidad. Ella quería su camada de conejitos bebés con rostros de Kook

– No creo que se refiera algún conejo animal, Meredith. – le dijo a su esposa.

– Entonces...¿peluches?. – de nuevo obtuvo una respuesta negativa.

– Él dijo que no me que-queria cerca. – empezó a hablar con dificultad la rubia. – Ni siquiera quiso escucharme, a-aun cuando te-nia todo un itinerario para estar con e-él . – sorbiendo su nariz ahora rojita. – No quiso cumplir c-con nuestra cita. – puchereó la de ojos bonitos mientras recordaba las duras palabras que kook le decía.

– Las promesas son importantes, mamá siempre lo dice. – Lalisa miró a cada uno de sus padres. – Pero el no cumplió con la suya. – el corazón de la rubia se sentía encogerse y hacerse cada vez más chiquito, chiquito.

– ¿Por qué no me quiere? – ambos padres se miraron entre sí. – Hice de todo para llamar su atención, pe-pero al final no resultó ser suficiente. – los mayores comprendieron que estaban frente al primer corazón roto de su hija.

Ese mismo día, también era la primera vez que Lisa se derrumbaba frente a sus padres. La bonita chica de piel porcelana se hizo una promesa, y es que ella cumpliría con su palabra. Si Kook no la quería ver para estar bien, ella sería la primera en rendirse y hacerle todo más fácil al chico quien ha roto su corazoncito. 

–Creo que necesitamos noche en familia. – informó su progenitora mientras se hacía espacio  en la habitación y llamaba a la servidumbre a preparar la sala de visitas con almohadas, golosinas y muchas frazadas. Era el momento de ocupar el cine de casa. 

 –Las penas del corazón con un poco de dulzón se arreglan – Marcos le sonrió a su hija mientras veía a su esposa hablar por teléfono. 

– Se que duele mi amor, pero esta no será la única vez que tropieces. Así que animo y demuéstrale al mundo lo que es perderse de un Manoban. – Marcos se reunió con su mujer para darle un poquito de privacidad a su hija. Quizás ese fuese su defecto de familia, los Manoban solían ser fríos y testarudos. Muy pocos se acoplaban a su carácter atrevido y mandón, pero en el amor, eran como pingüinitos, tan fieles y entregados que él mundo podía jugar fácilmente con su corazón abierto. 











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Lucky Jeon "Pregnant" T2 | LIZKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora