Capitulo 1

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Hoy, como todos los días, me levanté, me vestí y me fui a mi veterinaria en Manhattan. Cuando al fin llegue ya estaba allí mi asistente Jane. Ella es una mujer muy hermosa y de bonita figura con su cabello rubio hasta la cintura y sus ojos verdes. Pasaron más o menos unas dos horas cuando recibí una llamada de mi mejor amiga Keyna, una chica alta de ojos color miel, cabello entre rubio y castaño y un poco pálida. La saludé como de costumbre y me dijo:

-Te estaba llamando para decirte donde va a ser la fiesta de esta noche.

Entendí de inmediato que estaba hablando de organizar una fiesta para alguien más, como de costumbre, ya que ese era su trabajo y me gusta ayudarla.

-Va a ser en Hollywood, ya sé que es un poco lejos de donde vives pero de verdad no puedo perder esta oportunidad.

-¿Un poco?, vivo en New York, igual voy a ver cómo me las arreglo para llegar.

-Gracias, en serio eres la mejor es a las ocho en punto pero debemos estar allí a las seis treinta para organizar todo.

Después de una breve despedida, seguí con mi agenda de siempre.

Poco después del almuerzo, Jane me dijo que Keyna estaba al teléfono, cuando fui a contestarle me dijo que habían cambiado la hora de la fiesta y esta seria a las cuatro en punto. Miré el reloj y me di cuenta que tan solo faltaban unas tres horas y media para el inicio. -"Demonios, debo irme ya si quiero estar a tiempo, y eso significa cancelar varias citas."- Pensé. A sí que solo colgué el teléfono sin despedirme y le avisé a Jane que tenía que cancelar las citas y que debía irme. Necesitaba llegar a mi apartamento, arreglarme e irme y sería un largo camino hasta Los Ángeles. Llegué al apartamento en unos quince minutos (poco tiempo pensando que esto es New York) bajé del auto y subí rápidamente en el ascensor, termine de arreglarme y salí directo. Increíblemente llegué faltando una hora para la fiesta y empecé a ayudar. Luego de unos minutos llegó Keyna y me dijo:

-¿Dónde estabas? ¡Te necesitaba aquí hace media hora!

-¡Tranquilízate! Me atrasé porque me avisaste faltando tres horas y estaba atendiendo unos asuntos.

-Sí claro, unos asuntos llamados pollo y ensalada, ¿cierto?

-Lo importante es que ya estoy aquí, ahora ve a molestar a alguien más.

Me dejó sola y yo seguí un poco estresada con mi "trabajo". Llegó la hora de la fiesta e increíblemente todo estaba perfecto, así que decidí irme a mi apartamento. Keyna me preguntó si podía quedarse esta noche en mi apartamento y yo le respondí que sí. Sería lindo tener una noche de chicas después de tanto tiempo, ya que la última fue cuando éramos unas estúpidas adolecentes. Fue un largo viaje en el cual no paramos de conversar y reírnos de las anécdotas y estupideces que decíamos. Cuando al fin llegamos estábamos totalmente exhaustas y solo nos tiramos a dormir.

Al día siguiente me levante y miré el reloj. Las ocho en punto y yo seguía en mi pijama de calaveritas y envuelta en la cobija roja que me había dado mi abuela cuando me fui de casa. Salté de la cama y me metí a la ducha, salí, me vestí lo más rápido que pude y me fui sin siquiera desayunar, y para mi mala suerte un idiota había chocado y el tráfico estaba casi totalmente detenido. En el tiempo que estuve atrapada, empecé a pensar y recordé que Keyna aún seguía en el apartamento. Me dio tiempo de llamarla y avisarle que ya había salido, a lo cual respondió con uno de sus sarcásticos "no me digas" a lo que respondí con una pequeña risa también sarcástica. Luego de varios minutos un policía de tránsito indico que ya podíamos avanzar, luego de un lento y desesperante viaje llegué a la veterinaria en la cual ya estaba Jane y algunos pacientes esperando.

-¿Dónde estabas? -Me susurró mientras yo entraba- la veterinaria lleva abierta media hora, y ya llegaron los dos primeros pacientes del día.

-Lo lamento mi alarma no sonó, y para mi mala suerte un estúpido chocó en Broadway.

Entré de inmediato a mi consultorio e hice pasar al primer paciente. Para mi suerte era un cachorrito y solo era un chequeo y una vacuna. Al menos no soy cirujana, en ese caso no podría llegar ni un segundo tarde.

Gracias a dios fue un día tranquilo y común. Llegué a casa, me hice una rápida cena y me senté a ver Alicia en el País de las Maravillas, aunque es una película un poco vieja, ha sido mi película favorita desde los diez años, tanto así que fue el tema de mis quince años, fue algo raro porque yo estaba vestida del Sombrerero Loco en vez de Alicia, creo que no es algo que todas las adolecentes de quince años quieren, pero siempre pensé que era algo diferente a las chicas. En fin, todo lo que quería era volverme loca, nunca entendí porqué, pero era así, tal vez solo quería dejar de usar la cabeza o hacer cosas que nadie nunca se atrevería a hacer, pero era así. Recuerdo que en octavo grado no andaba con nadie excepto mi mejor amiga Catherine (que solo llegaba los lunes, martes y miércoles) o Keyna, aunque en ese momento apenas la estaba conociendo y no estábamos en el mismo salón. Siempre me llevé mejor con los de ese salón en vez del mío, tal vez era porque todas las chicas de mi salón estaban obsesionadas con algún músico o simplemente porque pensaba que no podía confiar en nadie, en fin simplemente durante las lecciones libres o en el almuerzo yo me sentaba en un sitio apartado a leer algún libro (lo que para mi clase siempre fue muy nerd) o simplemente me sentaba ahí a escuchar a alguna de mis bandas favoritas con los ojos cerrados, mientras ellas discutían acerca de qué usaría cada una el sábado. Para mi salón siempre fui la mas apartada o la "emo" de la clase. Siempre los ignoraba pero, en ocasiones, no tenía más alternativa que hablarles ya sea para algún trabajo que necesitara ser en grupos o por alguna otra razón. También recuerdo que siempre estuve enamorada de Newt, a pesar de nunca supe su verdadero nombre, siempre me gustó, solo se lo dije a los que más confiaba, a pesar de que me creían loca ya que era el típico nerd, solo que él no usaba gafas. Él era el que siempre sacaba la nota más alta, le gustaban los videojuegos casi tanto como le gustaba el anime y siempre siguió el reglamento escolar, físicamente no era muy atractivo, era muy delgado y sus ojos no reflectaban mucha vida, el típico niño bueno. Sin embargo, yo quedaba fascinada con tan solo verlo, quizás haya sido porque yo era muy parecida a él (mentalmente, claro) pero desde que le hablé supe que no tenía oportunidad, él era muy tímido y yo no tenía el valor para decirle lo que sentía, a pesar de que solo era un pequeño sentimiento infantil. Lo invité a mis quince años, pero como era de esperarse no asistió, quise preguntarle pero preferí no hacerlo.

Unos minutos más tarde, Jane me despertó de mis melancólicos recuerdos del pasado avisándome que ya había llegado mi cita de las 2: 30pm. Le dije que lo hiciera pasar al consultorio. No sé porque me entro la curiosidad de saber si era hombre o mujer así que eche un rápido vistazo al libro de citas y me enteré de que era un hombre que solo venía a una vacuna de rutina para un cachorro American Stamford. Mi vista se desvió hacia el nombre del dueño, Gerard.

Beautiful Cruel LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora