Capitulo 2

33 1 0
                                    

Un bonito nombre para un delincuente pensé dejándome llevar por los estereotipos, en ese momento exacto, el entró por la puerta y me di cuenta de que lo había juzgado mal. El era un hombre alto y delgado, tenía unos ojos verde apagado que podían matar a cualquiera solo con desearlo, estaba vestido con unos jeans sucios y rasgados, una camiseta y una chaqueta de cuero, sus labios carmesí se tornaron en una hermosa sonrisa blanca cuando me vio, no supe qué hacer ni que decir así que solo me quedé ahí esperando con la boca abierta como si fuera una retrasada mental.

-Hola.

Quise decir algo pero solo pude hacer unos balbuceos sin sentido alguno. Unos segundos después volví en sí.

-Hola, lo siento solo estoy algo… estresada.

-No hay problema.

Me quedé mirándolo unos segundos como si estuviera esperando algo. ¿Qué estoy haciendo? Pensé.

-¿Te sientes bien?

Preguntó, no puede ser que lo haya hecho, me sentí muy avergonzada y naturalmente mi cara se tornó de un carmesí encendido.

-¿Empezamos?- fue todo lo que logré decir. Tonta, tonta, tonta me reprimí dentro de mi cabeza – Por cierto, disculpa que me haya quedado mirándote unos segundos. Estoy algo cansada.

-Tranquila, – dijo mientras ponía al pequeño cachorro de tan solo dos meses sobre la mesa- no tienes que disculparte.

Empecé a examinar al cachorro lo cual, milagrosamente, me hiso distraerme de él. Lo vacuné y lo hice pasar con mi asistente para que le diera instrucciones, no sé cómo pero ella supo que estaba abrumada por la belleza de ese hombre. Unos minutos después pude escuchar que le hacía una pregunta a Jane y ella le respondió que iba a llamar a la doctora (yo)para que le dijera una cuestión que no entendí. Llegó rápidamente a mi consultorio y me dijo lo que le había dicho a Gerard.

-¡¿Estás loca?! ¡¿No viste el ridículo que hice en el consultorio?!

-¡Tranquilízate! Es solo un paciente más.

-¡¿Cómo quieres que me tranquilice?! ¡¿Es que no te diste cuenta lo que acaba de pasar?!

-Emily, te conozco, sé cuando quieres conocer a alguien. Ahora sal ahí e invítalo a salir.

-¡Claro que no, ya hice suficientes escenitas por hoy!

-Está bien. Pero todavía tienes que ir a responderle al pobre hombre que está esperando allá afuera.

Me di cuenta que tendría que salir de todas formas, así que no dije palabra alguna y salí a la recepción. Estaba a recostado al exhibidor y se había quitado su chaqueta. Él está muy bien vestido comparado a mí pensé y caí en cuenta que llevaba la más vieja y fea de mis batas de doctora. Me sonrojé nuevamente mientras caminaba y aún más cuando tuve que hablarle.

-Hola de nuevo.-dijo con una sonrisa graciosa- quería saber si el cachorro necesita algún cuidado especial.

-N-no, s-solo no lo bañes en unas d-dos semanas.

Luego de que dije eso me dio las gracias y se fue.

Por dios, había actuado como una tonta. Como me odié en ese momento, tan tonta, tan ridícula, ¿en serio había sucedido? Aunque ya no importaba mucho, jamás lo volvería a ver, a no ser que lo vea de reojo en la calle o en algún evento. Un alivio inundó mi cuerpo y me pude relajar un poco el resto del día.

Pasadas las 3: 30 pm, decidí tomarme un pequeño descanso así que fui a la recepción a descansar y a ver a la gente caminar por la ventana. Escuché que alguien entro corriendo por la puerta principal, como estaba de espaldas no pude verlo de inmediato, me asusté porque pensé que sería una emergencia un perro atropellado o un gato dentro de un lugar del que no debería estar, me volví hacia la puerta esperando ver sangre o alguien con desesperación en su rostro, a cambio, vi a Catherine con una expresión de felicidad  en su rostro.

-¡Hola  Jane!- dijo con un tono gracioso en su voz, como si estuviera cantando- ¿está Emily?

-Hola-respondió Jane con un poco de frialdad en su voz, aunque era más cansancio que frialdad- está sentada por ahí, me sorprendió que no la notaras.

-¡Tonta!-respondí yo con intensión de molestarla- ¡Me asustaste!

-Hola a ti también-dijo con sarcasmo- ¿sabes qué día se acerca?

Pensé unos segundos y me di cuenta de que se acercaba mi cumpleaños. Lo había olvidado por completo entre tanto trabajo y estrés.

-Creo que no- dije con una sonrisa - ¿qué día?

-Ya sé que lo sabes, pero te lo diré de todas formas, tu cumpleaños.

-Pues tienes razón, si sabía, nada más quería que lo dijeras.

-¿Qué piensas hacer?

-No lo sé, tal vez salir al cine o simplemente tener un día de flojera.

-¿Cómo?, ¿Estás loca?, ¡claro que no!, Keyna y yo ya planeamos todo.

Se detuvo de inmediato y su cara reflejaba arrepentimiento y sorpresa, no quería que lo supiera.

-¿Conoces a Keyna?

-Sí, nos conocimos en una fiesta que organizó.

-¿Porqué nunc me lo dijiste?

-Porque fue hace una semana.

-Ah, es por eso.

-Sí.

-Así que fiesta, ¿no?

-Por favor no le digas que Keyna que te lo dije, me matará si se da cuenta.

- De acuerdo, ¿salimos por un café? Ya no tengo más citas por el día.

-¡Claro!

-Jane, tomate la tarde y ven con nosotras.

-Lo lamento, -respondió Jane- me tomaré la tarde para dormir, si me lo permites.

-De acuerdo, sueña con los angelitos dije mientras salía de la veterinaria.

Fuimos a un café que quedaba a unas tres cuadras de ahí, donde hacen el mejor pie de manzana de todo Estados Unidos (o al menos el que yo he probado) y pasamos una tarde amena y relajada hablando de estupideces y de cómo ella conoció a Keyna. Luego de unas horas fuimos a mi apartamento y a ver la peor película del mundo. Nos quedamos dormidas luego de la primera media hora. Pasamos las noches profundamente dormidas y no escuché  un solo ruido provenir de ella salvo su respiración. Poco después de quedarme dormida comencé a tener mi único sueño concurrente, lo tengo desde que tengo memoria. Estoy en un almacén abandonado con cuatro hombres, uno, el más apuesto estaba tendido en el suelo, otro me tomaba por la espalda impidiendo que me moviera. Estoy gritando y pataleando para liberarme, el hombre de la vestimenta más elegante da una orden y yo empiezo a gritar más fuerte, el que estaba junto a él, se acercó con un arma directo al que estaba tendido en el suelo, él mientras tanto intentaba levantarse pero no lo lograba, dijo mi nombre con un tono suave, casi para sí mismo, segundos antes de que le dispararan en la cabeza. Me desperté de golpe sudando y con la respiración agitada, Catherine también se despertó asustada.

-¿Estás bien? ¿Qué sucede?

-No, nada. ¿Tienes hambre?-dije tratando de cambiar de tema- Haré desayuno.

-Ah, de acuerdo. Pero me asustas.

Me levanté casi corriendo hacia la cocina a hacer desayuno, ni siquiera me preocupé por la hora, simplemente quería despistar a Catherine para no tener que contarle lo de mi sueño.

Beautiful Cruel LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora