Without You - KookV

IX

"Seguimos cambiando."
"Por tu fría voz, me he vuelto frío también."

Pov. Taehyung

No podía sacarlo de mi cabeza. ¿Qué mierda había sido eso?
Me revolcaba en mi cama, pensando en lo que había pasado el día anterior en la cafetería.
¿Mi número? Debe ser muy idiota si creía que se lo daría.
¿Volver a hablar? ¿Cree que para mí fue fácil terminar así como así? Además del hecho de que se metiera con Jimin a los pocos días de terminar nuestra relación.
No podía entenderlo, no podía entender a Jungkook y era algo que me frustraba.

–¿Ya despertaste?– Escuché a Hoseok en la puerta de mi habitación. Hundí mi cara en mi almohada y levanté mi brazo en señal de afirmación.
Mi compañero de departamento se rió levemente y me pidió que me preparara para ir a desayunar.
Lo hice con entusiasmo, dejando de lado el tema de Jungkook, puesto que mi parte favorita del día era tomar el desayuno con Hoseok.

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Ya eran alrededor de las cuatro de la tarde y aún no había almorzado, luego del desayuno con Hoseok recibí una llamada de una de las empresas a las que había enviado mi solicitud de trabajo. Querían saber si podía presentarme allí hoy mismo, por lo que les dije que sí sin dudar y tuve que arreglarme a la carrera.

–Ahhh...– Suspiré mientras sentía mi estómago rugir por el hambre que tenía. Adicionandole que iba en un bus lleno de gente, por lo que iba algo incómodo y acalorado entre la multitud.

–¿Un día difícil?– Escuché aquella voz familiar, la que quería borrar de mi cabeza, la que no quería volver a escuchar en mi vida. Exactamente, Jungkook.
Un leve escalofrío recorrió mi espalda, no contesté.

–Mhh... ¿Por qué no contestas?– Volvió a hablar, acercándose más a mí debido a la gente que seguía subiendo al vehículo. Gracias mundo.

–No lo sé, creo que sabes perfectamente la respuesta a tu pregunta.– Dije en un tono neutro, intentando separarme, pero no había espacio en el cual moverme.

Escuché un pequeño suspiro de su parte.
–Taehyung, ya te dije que-...– El bus había frenado de repente en una parada, causando que me chocará contra el, agarrándolo del torso por inercia.

El más alto me tomó de la cintura, también evitando que me cayera. En ese momento quería que la tierra me tragara, me separé rápidamente, sintiendo mi cara y orejas calientes por la vergüenza y me bajé en esa parada sin importar si era la mía o no. Lo único que no quería era este allí con él.

Para mí mala suerte, Jungkook se bajó detrás mío, sin intención de dejarme ir.

–¡Espera!– Exclamó alcanzándome y tomándome del brazo.

–¿¡Qué quieres!? ¿No puedes dejarme en paz?– Creo que debía detenerlo ya. Él era la causa de mis problemas, de mis sentimientos, dudas y confusión. –¿Acaso no fue suficiente con lo que me hiciste? ¿Por qué quieres volver a hablarme?–

Lo atacaba con más y más preguntas, aquellas a las que solo él podía darles una respuesta.

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Pov. Jungkook

...pero no las tenía.

No podía responderle a Taehyung porque ni yo mismo entendía que era lo que me sucedía.

Me quedé observando sus hermosos ojos almendrados, aquellos en los que me sumergía y me hacían imaginar miles de historias junto a él.

–¿Entonces? ¿No piensas responder– Me dijo aún en tono molesto.

Lo solté y agaché la cabeza. ¿Qué me pasaba? Usualmente no era así, usualmente suelo mantener el control de las cosas, pero con él no podía.

–¿Vamos a comer algo?– Me atreví a decirle. Su mirada fría e incrédula sobre mí era la más hermosa, sus rosados labios a medio abrir, liberando vaho* debido al clima helado de la temporada, eran preciosos... Todo de él me encantaba.

–Como amigos, no te preocupes.– Volví a decir. El pequeño chico frente a mí frunció sus labios y emitió un sonido de burla.

–No debería, pero estoy muriendo de hambre. Tu pagas.– Dijo mientras avanzaba en busca de un restaurante cercano. Una sonrisa se formó en mi rostro.

Debido a diferentes situaciones y actitudes pensaba que había cambiado por mi culpa, que lo había dañado y no volvería a ver estás facetas de él, que no volvería a ver la felicidad y calidez que irradiaba; pero estaba equivocado, me di cuenta que seguía siendo aquel infantil y adorable chico del que me enamoré.