Cap. 6

666 77 16
                                    

Vivir con el conocimiento de que puede morir próximamente es toda una experiencia. Es casi surreal. Rubí sabe que puede pasar, pero pensó que entraría más en pánico ante la posibilidad de la muerte. En cambio, está tranquila, bromeando con Maca como si nada hubiera cambiado.

Esto es algo en lo que está determinada en hacer, actuar como si nada hubiera cambiado. Porque puede que tenga Hanahaki pero está segura de que quiere que Maca se enamore de ella de forma natural, casi a la antigua, como esos libros que tanto le gustan.

Tose otro pétalo la mañana siguiente mientras se lava los dientes, y otro después de que ve a Maca servirle una tostada quemada con una sonrisa avergonzada. No está segura de cómo funciona esto. ¿Toserá más pétalos si la ve más? Luego descubre que esta teoría, es de hecho muy falsa, debido a que termina por toser tres pétalos más después de clases. La sensación es molesta; es como si tuviera muchas ganas de vomitar, pero no fuera capaz de volver a tragar. Y cuando por fin puedes vomitar lo que sale no es nada más que pétalos. Definitivamente es extraño

Los pétalos salen uno a la vez, lo que supone es bueno ya que significa que está solo en la etapa inicial de la enfermedad y eso significa que tiene tiempo. Sabe que debería comentárselo a alguien, pero cada persona cercana a ella también lo es con Maca. Esme, Carlitos, su madre (a quién le basto solo una visita para adorar completamente a Maca) y cualquiera de sus otros amigos irían inmediatamente a decirle a Maca, o peor, la obligarían a operarse y eso es lo último que quiere.

Tampoco ayuda que con cada día que pasa pareciera que se enamora más y más de Maca. Se ha sorprendido a sí misma en más de una ocasión mirándola descaradamente, incluso cuando esta con el resto de sus amigos. Esme la ha atrapado un par de veces y le ha hechos gestos como preguntándole que pasa, pero por suerte nunca le ha dicho nada

De todas maneras, no es como si Rubí pudiera detener las cosas en este punto. Los pequeños detalles parecieran que destacan más ahora. Como se muerde los labios cuando está concentrada, la marca de nacimiento que tiene en una de sus muñecas y que cubre con un reloj, como, cuando sonríe siempre lo hace en un principio lentamente y luego abiertamente, con esa sonrisa que está segura tiene el poder hacer todo mejor.

La cosa es que a pesar de que tiene Hanahaki, a pesar de que sabe que Maca no siente lo mismo por ella, Rubí aún tiene esperanza. Es tan ilusa por tener esperanza, pero no puede evitarlo, cada vez que Maca le sonríe o le toca el brazo, o hace algo lindo por ella, Rubí piensa Oh por dios, está pasando de verdad, pero luego tose otro pétalo y vuelve nuevamente al punto de partida

Le duele, le duele ver como Maca esconde su tatuaje bajo la ropa o con maquillaje, a veces le dan ganas de tomarla y gritarle que somos perfectas la una para la otra, ¡¿cómo no puedes verlo?!

No puede dejar de pensar en eso. No puede dejar de imaginarse como sería si estuvieran juntas. Se imagina volviendo a casa y encontrarse con Maca, ella le daría un dulce beso en los labios, se imagina a ambas cocinando y jugando mientras lo hacen, se las imagina compartiendo su cama, sólo por el hecho de poder dormir abrazada junto a ella. Quiere poder amarla, y tener la posibilidad de poder expresarlo, y más que nada quiere que ella pueda amarla también.

Pero por supuesto su vida es un desastre, así que Rubí despierta cada mañana tosiendo pétalos en el lavamanos. Está empeorando, lo puede sentir, a pesar de que el número de pétalos no ha aumentado, cada vez que tose puede sentir como sus huesos se resienten. Después de un par de semanas los pétalos empiezan a salir cada vez más seguido así que usualmente tiene que terminar aplastándolos en su mano para poder botarlos donde nadie los descubra.

/

Ya es diciembre antes de que pueda darse cuenta y nada ha cambiado entre ellas, en la superficie, porque por dentro ella es un desastre.

Una flor en mi [Rubirena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora